Fuente: IzquierdaDiario.
Un discurso marcial. “Francia está en guerra” lanzó François Hollande ante los parlamentarios reunidos en el Congreso en Versailles. Una “república totalmente segura”. He aquí el proyecto para transformar la república burguesa en un estado de emergencia permanente.
En sus proposiciones sobre la seguridad interior y la política exterior, Hollande no dudó un momento en tomar por su cuenta las “soluciones” anunciadas por la derecha e incluso por la extrema derecha, para tratar de mantener el marco de una frágil unidad nacional, que existe de alguna manera, desde el viernes. Es como si en las reuniones que realizó el domingo en el palacio Eliseo estos líderes de los partidos derechistas le hubieran dictado su discurso.
Hollande también anunció que enviará al Parlamento este miércoles un proyecto de ley para “prolongar el estado de emergencia por 3 meses”, para “adaptar su contenido a las tecnologías y las amenazas en evolución”. Por otro lado, declaró que Francia deberá “intensificar sus operaciones en Siria” y continuar “acciones en el curso de las próximas semanas”.
El palacio Eliseo demanda también una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU “tan pronto como sea posible para adoptar una resolución que marque una voluntad común de luchar contra el terrorismo”. Hollande, en este cuadro, no descartó una gran coalición con Rusia y los EE.UU. para combatir al Estado Islámico. Él desea, finalmente, revisar la Constitución para “actuar en esta guerra contra el terrorismo” y hacer posible la privación de la nacionalidad para los binacionales.
Hollande anunció también el reforzamiento sustancial de los medios de los que dispone la Justicia y las fuerzas de seguridad. A su vez declaró que “las sanciones serán significativamente agravadas”, al anunciar un reexamen de las condiciones en las cuales la policía puede utilizar las armas de fuego en legítima defensa. Y consecuentemente se suman 5000 nuevos puestos de agentes de policía y gendarmes que deberán ser creados desde hoy al 2017, en el final del quinquenio de gobierno. El ministerio de Justicia también se verá igualmente reforzado, en 2500 puestos, y las Aduanas en 1000. Estos nuevos efectivos serán financiados por la Ley de Finanzas de 2016 ya que, para el presidente, el “pacto de seguridad está por encima del pacto de estabilidad (económica)”. Entendemos, en este cuadro, que la famosa inversión de la curva de desempleo, es reenviada a las calendas griegas.
La modificación de la Constitución propuesta, así como el conjunto de las medidas anunciadas, pretenden “normalizar” el “Estado de excepción” a la vez que acompaña una restricción sin precedentes de las libertades. Ninguna de estas medidas, por supuesto, va a resolver las cuestiones de la desocupación, la miseria social y la ausencia de horizonte en los barrios populares que conforman el abono para la radicalización de franjas de la juventud y conduce a su adoctrinamiento por Daech (acrónimo de ISIS) u otra organización, con las fatales consecuencias que conocemos. Los ejes propuestos por Hollande refuerzan, por el contrario, la escalada imperialista que lleva adelante Francia en África y Medio Oriente, y sólo pueden conducir a profundizar las guerras en las que Hollande y la derecha de Sarkozy nos han embarcado.
En la conclusión de su discurso, Hollande ha hilado una metáfora guerrerista con acentos propios de George W. Bush: “Los bárbaros que la han atacado a Francia, nunca conseguirán dañar el alma francesa”.
La deriva autoritaria, militarista y liberticida conducida por Hollande, es más peligrosa para la población, y en este sentido es que las organizaciones del mundo del trabajo deben frenarla. Una cosa es segura: las nuevas leyes que los parlamentarios se aprestan a votar serán tan ineficaces como las precedentes (adoptadas luego de las masacres de Charlie Hebdo y del Hiper Cacher de Vincennes o que siguieron a los asesinatos de Mohamed Merah) para poner fin a las amenazas terroristas. Ellas, por el contrario, serán puestas contra los inmigrantes, contra nuestros camaradas trabajadores sin papeles, contra todos los militantes sindicales, asociativos, ecologistas, partido de “extrema izquierda”, y contra todos los que enfrenten el giro autoritario del gobierno.
*Traducción por Gastón Gutiérrez
En sus proposiciones sobre la seguridad interior y la política exterior, Hollande no dudó un momento en tomar por su cuenta las “soluciones” anunciadas por la derecha e incluso por la extrema derecha, para tratar de mantener el marco de una frágil unidad nacional, que existe de alguna manera, desde el viernes. Es como si en las reuniones que realizó el domingo en el palacio Eliseo estos líderes de los partidos derechistas le hubieran dictado su discurso.
Hollande también anunció que enviará al Parlamento este miércoles un proyecto de ley para “prolongar el estado de emergencia por 3 meses”, para “adaptar su contenido a las tecnologías y las amenazas en evolución”. Por otro lado, declaró que Francia deberá “intensificar sus operaciones en Siria” y continuar “acciones en el curso de las próximas semanas”.
El palacio Eliseo demanda también una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU “tan pronto como sea posible para adoptar una resolución que marque una voluntad común de luchar contra el terrorismo”. Hollande, en este cuadro, no descartó una gran coalición con Rusia y los EE.UU. para combatir al Estado Islámico. Él desea, finalmente, revisar la Constitución para “actuar en esta guerra contra el terrorismo” y hacer posible la privación de la nacionalidad para los binacionales.
Hollande anunció también el reforzamiento sustancial de los medios de los que dispone la Justicia y las fuerzas de seguridad. A su vez declaró que “las sanciones serán significativamente agravadas”, al anunciar un reexamen de las condiciones en las cuales la policía puede utilizar las armas de fuego en legítima defensa. Y consecuentemente se suman 5000 nuevos puestos de agentes de policía y gendarmes que deberán ser creados desde hoy al 2017, en el final del quinquenio de gobierno. El ministerio de Justicia también se verá igualmente reforzado, en 2500 puestos, y las Aduanas en 1000. Estos nuevos efectivos serán financiados por la Ley de Finanzas de 2016 ya que, para el presidente, el “pacto de seguridad está por encima del pacto de estabilidad (económica)”. Entendemos, en este cuadro, que la famosa inversión de la curva de desempleo, es reenviada a las calendas griegas.
La modificación de la Constitución propuesta, así como el conjunto de las medidas anunciadas, pretenden “normalizar” el “Estado de excepción” a la vez que acompaña una restricción sin precedentes de las libertades. Ninguna de estas medidas, por supuesto, va a resolver las cuestiones de la desocupación, la miseria social y la ausencia de horizonte en los barrios populares que conforman el abono para la radicalización de franjas de la juventud y conduce a su adoctrinamiento por Daech (acrónimo de ISIS) u otra organización, con las fatales consecuencias que conocemos. Los ejes propuestos por Hollande refuerzan, por el contrario, la escalada imperialista que lleva adelante Francia en África y Medio Oriente, y sólo pueden conducir a profundizar las guerras en las que Hollande y la derecha de Sarkozy nos han embarcado.
En la conclusión de su discurso, Hollande ha hilado una metáfora guerrerista con acentos propios de George W. Bush: “Los bárbaros que la han atacado a Francia, nunca conseguirán dañar el alma francesa”.
La deriva autoritaria, militarista y liberticida conducida por Hollande, es más peligrosa para la población, y en este sentido es que las organizaciones del mundo del trabajo deben frenarla. Una cosa es segura: las nuevas leyes que los parlamentarios se aprestan a votar serán tan ineficaces como las precedentes (adoptadas luego de las masacres de Charlie Hebdo y del Hiper Cacher de Vincennes o que siguieron a los asesinatos de Mohamed Merah) para poner fin a las amenazas terroristas. Ellas, por el contrario, serán puestas contra los inmigrantes, contra nuestros camaradas trabajadores sin papeles, contra todos los militantes sindicales, asociativos, ecologistas, partido de “extrema izquierda”, y contra todos los que enfrenten el giro autoritario del gobierno.
*Traducción por Gastón Gutiérrez
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