Francia lanzó en la tarde del domingo una de las ofensivas militares más importantes sobre suelo Sirio. Según el ministro de Defensa de Francia más de diez bombarderos de ese país despegaron de bases militares en Emiratos Árabes Unidos y Jordania arrojando decenas de bombas sobre la ciudad de Raqqa, autoproclamada capital del Califato por el Estado Islámico (EI).
La operación militar se está realizando en coordinación con las fuerzas de Estados Unidos y según la agencia EFE el primer objetivo fue "un puesto de mando" del EI que también servía como centro de reclutamiento y de depósito de armas y municiones y que resultó destruido.
Desde hace más de un año, la aviación francesa operaba contra el EI en Irak con cazas Rafale y Mirage 2000 y un contingente de más de 700 efectivos. Pero el pasado 27 de septiembre se ampliaron a Siria los bombardeos, justificados por el Gobierno francés en la necesidad de su "legítima defensa contra un grupo que golpea a su país dentro de sus propias fronteras".
Esta ofensiva se extendió aún más este domingo luego de que el presidente francés Hollande definiera los atentados del viernes en París como un acto de guerra.
La ofensiva francesa sobre Siria tiene lugar al mismo momento en que se desarrolla la reunión del G20 (los países desarrollados y emergentes), que está atravesada por el impacto de los atentados en Francia, la guerra en Siria y la “seguridad en las fronteras”.
El conflicto en Siria que ya lleva 4 años contabiliza más de 250.000 muertos y 11 millones de desplazados, muchos de ellos los emigrantes que llegan a las costas de Europa. Las principales potencias del mundo y las regionales están presentes en el conflicto sirio mostrando lo complejo de una guerra que se inició con el objetivo de ahogar en sangre a uno de los procesos de la “primavera árabe” en 2011 y se volvió un verdadero polvorín con consecuencias mundiales.
La Cumbre del G20 expresó las contradicciones entre las distintas potencias. El presidente Turco, Erdogan, abrió la reunión diciendo “El principal interés del G20 suele ser la economía, pero los tristes incidentes [del viernes] nos muestran que no podemos ignorar la relación entre la economía, la política y la sociedad”, se trata de una selección de ordenes de prioridad clave para un gobierno como el turco que viene llevando adelante una cruzada sangrienta contra la población Kurda tanto al interior de Turquía como en Siria. Erdogan es también un componente clave para la Unión Europea que le acaba de facilitar 3.000 millones de euros para que haga las veces de tapón ante la oleada migratoria de millones de personas que huyen de la guerra en Siria. El objetivo es sellar las fronteras con Europa e instalar campos de refugiados dentro de Turquía. Erdogan por su parte se opone al armamento de las milicias Kurdas en Siria, que combaten al Estado Islámico, lo que genera roces con Estados Unidos que se mostró partidario de armar a toda milicia que tenga algún poder de fuego real para frenar la extensión del EI. En este marco la reciente incursión de Rusia e Irán en el conflicto Sirio, para apuntalar al debilitado presidente Bashar Al Assad, sumó un foco de inestabilidad atacando a las milicias moderadas como el Ejercito Libre Sirio que eran apoyadas por Estados Unidos y Francia. Este conflicto de intereses tuvo una primer respuesta el sábado en una reunión en Viena en la que se discutió una hoja de ruta para llegar a algún tipo de negociación entre el gobierno sirio y la oposición moderada con la vista puesta en un gobierno de transición y elecciones en 18 meses. Es un plan ambicioso que no se condice con el nivel de enfrentamiento entre los distintos actores políticos pero que tendría como objetivo cerrar filas detrás de un único objetivo que sería el de acabar con el Estado Islámico. De momento parecen más las trabas que los acuerdos para salir adelante con este plan y mientras tanto sigue siendo el pueblo Sirio el que vive y muere bajo los bombardeos que se intensifican cada día.
Los nuevos ataques de Francia sobre territorio sirio, que son una intensificación de la política imperialista que viene desplegando hace meses, no puede más que echar más combustible sobre el fuego.
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