Por Renee Maltezou y Alastair Macdonald
ATENAS/BRUSELAS (Reuters) - Un desafiante primer ministro griego, Alexis Tsipras, instó el miércoles a sus compatriotas a rechazar un acuerdo de rescate internacional, sepultando las esperanzas de reparar los lazos rotos con sus socios europeos antes del referendo del domingo, que podría decidir el futuro del país en Europa.
Menos de 24 horas después de escribir una carta a sus acreedores ofreciendo aceptar su oferta de rescate si cambian algunas condiciones, Tsipras volvió a adoptar abruptamente su modo combativo durante un discurso televisado.
El primer ministro dijo que Grecia estaba siendo "chantajeada", acallando rumores de que podría retrasar el referendo, cancelarlo o llamar a los griegos a votar "Sí".
La comparecencia televisada se añadió a la frenética y, a veces, surrealista atmósfera de los días recientes, en la que los agrios mensajes del Gobierno izquierdista se alternaron con ofertas de concesiones a última hora de la noche para reiniciar las negociaciones.
Un día después de que Grecia se convirtió en la primera economía avanzada que incumple sus pagos con el Fondo Monetario Internacional, las largas filas frente a los cajeros automáticos fueron un duro símbolo visual de la presión sobre Tsipras, que llegó al poder en enero con la promesa de poner fin a la austeridad y proteger a los pobres.
"Votar por el 'No' es un paso decisivo hacia un mejor acuerdo que esperamos firmar tras el resultado del domingo", afirmó, rechazando las repetidas advertencias de sus socios europeos de que un referendo sería, de facto, una votación sobre si Grecia sigue en el euro o vuelve al dracma.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, respondió en un tuit: "Europa quiere ayudar a Grecia. Pero no puede ayudar a nadie en contra de su propia voluntad. Esperemos a los resultados del referendo griego".
Los ministros de Finanzas de la zona euro realizaron una teleconferencia de una hora para discutir sobre la petición griega de la noche previa, pero insistieron en que no sostendrán nuevas discusiones hasta después de la votación del domingo.
A LA ESPERA DE REFERENDO
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que Grecia no había cumplido sus obligaciones. No excluyó sostener negociaciones adicionales pero descartó comenzarlas mientras Grecia se dirige al referendo.
"Antes del referéndum, no pueden tener lugar más conversaciones sobre un programa de ayuda", indicó.
No estaba claro si el referendo procedería después de que el ministro de Finanzas Yanis Varoufakis indicó el martes que no se llevaría a cabo si Atenas firma el acuerdo.
Aunque la carta de Tsipras estaba fechada el 30 de junio, llegó después de que los 19 ministros del Eurogrupo terminaran una conferencia telefónica el martes por la tarde. Un funcionario de la UE dijo que fue recibida a la medianoche, cuando venció el rescate del país al incumplir el pago al FMI.
"La República Helénica está dispuesta a aceptar este acuerdo a nivel de expertos sujeta a las enmiendas, incorporaciones o aclaraciones siguientes, como parte de una extensión del FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), que está cerca de expirar, y del Acuerdo de Crédito del Mecanismo de Estabilidad Financiera, para el cual se presentó hoy una solicitud", escribió Tsipras.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, arrojó agua fría a las esperanzas de una resolución veloz, diciendo que la carta había llegado demasiado tarde y que todavía no estaba claro qué era lo que quería Grecia.
"Eso no ofreció más claridad", dijo, agregando que no había "una base" para negociaciones serias con Atenas, de momento.
MAL MOMENTO PARA JUBILADOS
En el tercer día de un cierre de los bancos, largas filas se formaban en muchos expendedores de dinero. Incluso con un límite para las extracciones de 60 euros al día, había señales de escasez de billetes. Los banqueros dijeron que faltaban billetes de 50 y 20 euros.
Unos 1.000 bancos en todo el país abrieron para permitir que los jubilados saquen una suma limitada de efectivo, ya que muchos ancianos griegos no tienen tarjetas de crédito o débito.
Kiki Rizopoulou, una jubilada de 79 años del centro de Grecia tuvo que viajar a Atenas para cobrar su pensión, gastando 20 euros de los 120 euros que se le permitió retirar.
El partido gobernante Syriza empapeló Atenas con carteles llamando a votar por el "no". Pero las dificultades que enfrentan los jubilados se sumaron a la presión sobre Tsipras, quien indicó que renunciará si pierde el referendo.
La carta de Tsipras contenía solo una referencia muy general a la reforma del mercado laboral, que fue una de las demandas clave de los acreedores para hacer más competitiva a la economía griega, sin mencionar para nada las privatizaciones congeladas, otro punto álgido.
"El nuevo marco de trabajo será promulgado en el otoño (boreal) de 2015", dijo Tsipras, sin decir qué medidas contendría.
Tsipras sí aceptó implementar inmediatamente una serie de medidas recomendadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que facilitarían hacer negocios.
Un sondeo de opinión mostró una ventaja de la oposición al rescate pero también que la brecha se había reducido significativamente por el efecto del cierre de los bancos y los controles de capitales.
La ausencia de pánico o contagio a otros mercados del euro contrastaba fuertemente con el 2011, cuando la crisis griega era percibida como una amenaza al futuro de la moneda única.
La situación alentaba a los más estrictos de los acreedores soberanos de Grecia, incluyendo a Berlín, que insistían en que Atenas había sido rodeada efectivamente por una serie de amortiguadores financieros y que su destino no socavaría la integridad del euro como hace cuatro años.
El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, que ha sido el mayor simpatizante de Grecia en la zona euro, dijo a la radio RTL: "El objetivo es hallar un acuerdo antes del referendo si es posible (...) pero es terriblemente complicado".
El consejo de gobierno del BCE tenía previsto encontrarse en Fráncfort para decidir si mantiene, incrementa o reduce el crédito de emergencia para los bancos griegos a pesar de una oleada de retiros de depósitos y del default.
(Reporte adicional de Lefteris Karagiannopoulos en Atenas, Mike Dolan en Londres, Michelle Martin, Madeline Chambers y Gernot Heller en Berlín. Escrito por Paul Taylor y James; Mackenzie. Editado en español por Gabriel Burin y Marion Giraldo)
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