El presidente de EEUU exhortó al Parlamento desde la Casa Blanca. Los gobiernos de Washington y La Habana anunciaron formalmente la reapertura de sus embajadas el 20 de julio, dejando atrás medio siglo de ruptura, tensiones y desconfianza mutua.
Un cubano observa por TV el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EEUU. |@ AFP
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Los gobiernos de Estados Unidos y Cuba anunciaron formalmente este miércoles su decisión de restablecer relaciones diplomáticas plenas y proceder con la reapertura de sus embajadas el 20 de julio, dejando atrás más de medio siglo de ruptura, tensiones y desconfianza mutua.
“Hoy puedo anunciar que Estados Unidos ha acordado formalmente el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la república de Cuba y la reapertura de embajadas en nuestros respectivos países” y le reclamó al Congreso de su país que “escuche al pueblo estadounidense y al cubano” y vote el levantamiento del embargo que pesa sobre la isla.
“Este es un paso histórico en nuestros esfuerzos por normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo de Cuba”, dijo el presidente Barack Obama en el Rose Garden de la Casa Blanca, con el vicepresidente Joe Biden a su lado.
Para el presidente estadounidense, se trata “de una opción entre el futuro y el pasado”. El anuncio corona seis meses de intensas negociaciones entre los dos países, desde el histórico anuncio del pasado 17 de diciembre sobre el inicio de una reaproximación que en ese momento era vista casi como un imposible. Obama envió a Raúl Castro una carta donde confirmó que los dos países “han decididos restablecer relaciones diplomáticas y misiones diplomáticas permanentes en nuestros respectivos países el 20 de julio”.
A su vez, Castro envió a Obama una carta que reproduce textualmente esa frase sobre la reapertura de las embajadas el 20 de julio.
En La Habana, el gobierno cubano informó que el canciller Bruno Rodríguez estará el 20 de julio en Washington para presidir la ceremonia de reapertura de la embajada, en la misma casona construida en 1916 especialmente para ser sede de la representación diplomática.
Ayer, Obama adelantó que el secretario de Estado, John Kerry, deberá viajar a La Habana “este verano (boreal) para orgullosamente izar la bandera estadounidense sobre nuestra embajada otra vez”.
Ese gesto, añadió el mandatario estadounidense, “no es meramente simbólico”, ya que con los cambios en marcha, Estados Unidos “será capaz de aumentar sustancialmente nuestros contactos con los cubanos”. En Viena, donde se encuentra participando de negociaciones, Kerry confirmó su viaje a Cuba.
“Viajaré a Cuba para participar personalmente en la reapertura formal de la embajada de Estados Unidos en La Habana. Esto marcará el reinicio de las operaciones de la embajada después de un período de 54 años. Y seré el primer secretario de Estado en visitar Cuba desde 1945”, dijo.
Para Kerry, este cambio llega “un cuarto de siglo después del fin de la Guerra Fría”, y sirve como un testimonio de la “realidad de circunstancias que han cambiado”.
En su histórico discurso de este miércoles, Obama recordó que él mismo nació en 1961, el año en que Washington decidió romper unilateralmente las relaciones con Cuba, poniendo de relieve que el escenario de las relaciones internacionales se modificó de forma dramática en el último medio siglo. En ese período, dijo Obama, Estados Unidos se apegó a una “política que no ha funcionado”.
Poner fin al embargo
Durante su discurso, Obama reiteró su llamado al Congreso estadounidense para que ponga fin al embargo vigente sobre Cuba.
“Estadounidenses y cubanos estamos dispuestos a avanzar. Creo que es el momento de que el Congreso haga lo mismo. Ya he llamado al Congreso a que tome pasos para levantar el embargo” que impide a los estadounidenses a viajar o hacer negocios en Cuba, dijo.
Para Peter Hakim, presidente del centro de estudios Inter American Dialogue, Obama, al modificar normativas sobre viajes y comercio comenzó “a erosionar el embargo. Y esa erosión continuará. Empresas irán a actuar en Cuba. Creo que veremos una apertura gradual en vez de una apertura súbita”, dijo el experto.
Más libertad diplomática
Los diplomáticos estadounidenses en Cuba tendrán mayores libertades de movimiento una vez que se concrete la reapertura de su embajada en La Habana, aunque el entorno seguirá siendo restrictivo, dijo ayer un alto funcionario del Departamento de Estado.
“El desplazamiento de nuestros diplomáticos será mucho más libre y flexible de lo que es ahora” dentro de la isla, dijo la fuente, que pidió el anonimato.
Los estadounidenses tendrán menos limitaciones para reunirse con interlocutores gubernamentales y organizaciones fuera del gobierno, así como para viajar a lo ancho de la isla, añadió.
Washington y La Habana anunciaron formalmente ayer su decisión de restablecer relaciones diplomáticas plenas.
El acuerdo es el paso más reciente de acercamiento entre los dos países, desde el histórico anuncio del pasado 17 de diciembre del presidente Barack Obama y su par cubano Raúl Castro para dejar atrás el enfrentamiento forjado en la Guerra Fría.
“Las condiciones son aceptables para llevar a cabo las funciones diplomáticas esenciales necesarias para conducir la nueva política del presidente hacia Cuba”, dijo la fuente.
El personal de la embajada en La Habana no tendrá que pedir al gobierno cubano que autorice todos sus desplazamientos en la isla, y a partir de ahora solo deberá enviar una notificación, apuntó.
“Es similar al tipo de arreglos que tenemos con otros países que tienen ambientes restrictivos”, afirmó la fuente consultada.
Los grandes obstáculos a negociar en este proceso normalizador
Los gobiernos de Estados Unidos y Cuba anunciaron el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, los primeros pasos en un complejo proceso de normalización que deberá aún negociar enormes obstáculos.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas permitiría un nivel elevado de diálogo para remover los temas pendientes, en especial el fin del embargo económico y financiero a la isla, y la solución a los reclamos por propiedades expropiadas en territorio cubano.
El embargo económico y financiero a Cuba se apoya en un enorme enmarañado legal codificado en ley, de forma que solamente el Congreso tiene en sus manos la llave para iniciar su desmonte. Con sus 40 páginas de extensión, la llamada “ley Libertad”, conocida simplemente como Helms-Burton, es la compilación de todas las sanciones vigentes hacia Cuba.
Esa ley determina las restricciones al comercio y los viajes, el veto de Washington a la participación de Cuba en organismos multilaterales y sanciones a empresas estadounidenses o de terceros países que inviertan en Cuba, entre numerosos otros dispositivos.
Sin embargo, con las dos cámaras del Congreso controladas por el opositor partido Republicano, Obama no ha sido capaz de hacer aprobar una amplia reforma del sistema migratorio, un escenario que abre dudas sobre su capacidad de convencer al Capitolio de la conveniencia de remover el embargo a Cuba.
El otro expediente que resta pendiente será la negociación bilateral por el enorme número de reclamos legales en Estados Unidos por propiedades expropiadas por el gobierno cubano en la década de 1960.
En la actualidad existen 5.911 reclamos abiertos en EEUU, por parte de empresas y ciudadanos tanto cubanos como estadounidenses, por propiedades expropiadas en Cuba, concesiones y bienes perdidos, que de acuerdo a cálculos suman en la actualidad entre U$S 7.000 y 8.000 millones.
De su lado, Cuba aprobó la ley 80/1996 donde admite de forma explícita la necesidad de hallar una solución negociada a esos reclamos por propiedades expropiadas.
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