Fuente: Reuters.
ATENAS (Reuters) - Los griegos se enfrentaban el lunes a un festivo bancario, a cajeros automáticos que no funcionaban y a un clima de rumores y teorías conspirativas después de que un colapso de las negociaciones entre Atenas y sus acreedores sumiera al país en una crisis profunda.
Después de no recibir fondos de emergencia adicionales del Banco Central Europeo para los prestamistas griegos, el primer ministro Alexis Tsipras anunció controles de capital en un discurso televisado el domingo por la noche para evitar que los bancos colapsen por unas retiradas masivas.
Grecia tiene menos de 48 horas para repagar 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional, y una moratoria desencadenaría una serie de acontecimientos que podría conducir a la salida del país del bloque monetario.
Pero después de que Tsipras enfureciera a los prestamistas internacionales de Atenas con el anuncio de un referendo el próximo domingo sobre los términos de un acuerdo de dinero a cambio de reformas, las esperanzas de un avance de última hora están desapareciendo rápidamente.
Los griegos reaccionaron con una mezcla de incredulidad y temor.
"No puedo creerlo", dijo la residente en Atenas Evgenia Gekou, de 50 años, mientras se dirigía a su trabajo. "Sigo pensando que vamos a despertar mañana y todo va a estar bien. Estoy intentando no preocuparme", agregó.
Responsables oficiales europeos enviaron señales confusas acerca de su próximo movimiento. Un portavoz de la Comisión Europea dijo a la radio francesa que Bruselas no haría nuevas propuestas el lunes, lo que parece contradecir los comentarios del comisario de Economía de la UE, Pierre Moscovici.
Este dijo que una nueva propuesta era inminente y que ambas partes están a "sólo unos pocos centímetros" de un acuerdo.
Las acciones bancarias europeas caían con fuerza el lunes.
Los principales bancos en España, Francia y Alemania retrocedían más de un 6 por ciento en momentos en que el riesgo de contagio a los prestamistas de otros países en la periferia de la zona euro asustaba a los inversores.
El Gobierno griego mantendrá los bancos cerrados al menos hasta después del 5 de julio, la fecha del referendo, y las retiradas de los cajeros automáticos -que no operarán el lunes- se limitarán a 60 euros por día cuando vuelven a abrir el martes.
La bolsa de valores local también permanecerá cerrada.
Después de meses de discusiones, los exasperados socios europeos de Grecia han culpado directamente a Tsipras por la crisis.
Los acreedores querían que Grecia recortara las pensiones y elevara los impuestos en niveles que según Tsipras agudizarían una de las peores crisis económicas en los tiempos modernos en un país donde una cuarta parte de la fuerza laboral está desempleada.
Después de que Tsipras anunciara las medidas de emergencia a última hora del domingo, hubo largas colas fuera de los cajeros automáticos y gasolineras cuando las personas se apresuraron a sacar dinero en efectivo antes de que fuera demasiado tarde.
"Tengo cinco euros en mi bolsillo, pensé que iba a probar suerte aquí para obtener algo de dinero. Las colas de mi barrio eran demasiado largas ayer", dijo Yannis Kalaizakis, un fontanero de 58 años, fuera de un cajero automático sin fondos en el centro de Atenas el lunes.
"No se qué más decir. Es un desastre", agregó.
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