Fuente: La Nación.
La magnitud económica del tráfico de drogas local queda expuesta en el valor económico de sus pérdidas: en dos años los narcos argentinos dejaron de ganar 3500 millones de pesos por los decomisos de cargamentos de droga por parte de las fuerzas de seguridad nacionales. Esa cifra es similar al gasto que más de tres millones de turistas hicieron en todo el país durante los fines de semana largos de este año.
Esa pérdida económica representa, al menos, el volumen de un mes de negocios en la bolsa porteña. No existen estudios oficiales que revelen el volumen real del tráfico en el país. Según algunos especialistas, lo incautado no llega a más del 10% del circulante que elude los controles y llega al mercado local y a las vías de exportación. El producto del negocio, según esa mirada subjetiva, podría alcanzar los $ 17.500 millones anuales. El real poder narco se visualiza, en realidad, en los movimientos que quedan expuestos, ya que por detrás de los embarques confiscados circula una inmensa proporción de envíos que llegan a las calles y sostienen una red ilegal cada vez más extensa.
En su informe anual, dado a conocer el viernes, la oficina antidrogas de la ONU difundió las cifras de capturas de drogas en todos los países. Los datos argentinos son oficiales, como no ocurría antes, cuando el organismo supranacional debía recurrir a información externa para detallar el mercado local de drogas. De él surge que entre 2012 y 2013 en la Argentina fueron secuestradas más de 250 toneladas de marihuana y unas 20 de cocaína. Ese volumen de incautaciones permite determinar el valor de la pérdida narco en el mercado ilegal a partir del cruce de datos aportados por las fuerzas federales de seguridad y la AFIP.
En el documento de la ONU figura la captura de más de 127 toneladas de marihuana durante 2013, período en el que también se decomisaron 11,5 toneladas de cocaína. Cifras similares se observan en el análisis de 2012. En ambos años se mantuvo alto, además, el secuestro de hojas de coca en el norte argentino, con más de 181 toneladas confiscadas por las fuerzas federales.
Es un dato relevante, ya que el ingreso de ese producto creció mucho en los últimos cinco años y en mayor cantidad que la esperada para el tradicional coqueo, costumbre que hasta un ex gobernador cumplía en su despacho. Más allá de las prácticas cotidianas locales, la hoja de coca es un insumo básico en los laboratorios de fabricación primaria de la cocaína. Uno de esos importantes centros de elaboración fue descubierto en Salta en el período evaluado por la ONU. Fue el único detectado hasta ahora en el que se cumplían todos los pasos de fabricación de la cocaína en el país. Pero a las fuerzas de seguridad les llamaron la atención el ingreso de esa cantidad de hojas de coca y, al mismo tiempo, el movimiento irregular de precursores químicos entre provincias, indicios de la existencia de otros centros de iguales características.
Entre las capturas locales de drogas informadas a la ONU cobran una interesante dimensión las 127 toneladas de marihuana. Es que si bien una parte de esa sustancia que ingresa desde Paraguay es traficada luego a Chile, las estimaciones oficiales indican que esa droga incautada tenía como destino final el mercado argentino. Y en ese caso, el consumo local debería haberse disparado más allá de lo que muestran los datos de la Sedronar.
La última encuesta nacional de consumo de drogas describe que el núcleo de uso habitual de marihuana implica al 3,2% de la población entre los 16 y los 65 años. Ese porcentaje representa a 590.000 personas. Y la marihuana sacada de las manos de los dealers en uno de los años medidos alcanzaba para más de 120 millones de dosis. En el caso Arriola, que dio pie al fallo con el que la Corte Suprema de Justicia de la Nación sentenció la inconstitucionalidad de la penalización de la tenencia de drogas para consumo personal, se registró un gramo por cigarrillo de marihuana.
En línea con esa información, cada consumidor argentino debería haber comprado más de 200 gramos de marihuana de esos cargamentos decomisados. Y dado que es mucho mayor el volumen de droga en las calles que el incautado en operativos policiales, la cifra de consumo individual proyectable es demasiado alta. La alternativa es que exista un número más grande de consumidores de marihuana que el detectado en las encuestas oficiales.
Esa hipótesis de un mercado más amplio y consolidado de compradores de droga explicaría el aumento del tráfico y de decomisos. Cada año se realizan en la Argentina unos 10.000 operativos antidrogas, lo que revela el arraigo de las organizaciones de venta de drogas. A pesar de los $ 3500 millones de pérdidas en dos años, las bandas están en expansión y cuentan con capacidad para absorber golpes. A eso se refieren los especialistas cuando hablan de la existencia de una "economía narco".
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