Fuente: El Pais (Uruguay) y AFP
Infligiendo una nueva derrota a los activistas contra la pena de muerte, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró este lunes constitucional un método de ejecución por inyección letal, cuestionado luego de que se usara en varias ejecuciones largas y difíciles.
Cinco de los nueve magistrados de la más alta instancia judicial del país estimaron que las demandas de condenados a muerte en Oklahoma (sur) no demostraron "un riesgo sustancial de sufrimiento" en el caso de la utilización del midazolam, un ansiolítico para dejar inconsciente al condenado antes de administrarle el producto letal.
El más alto tribunal estadounidense concluyó que este método respetaba la octava enmienda, que prohíbe los sufrimientos "crueles e inusuales".
"Los presos no identificaron un método de ejecución alternativo disponible que implique un riesgo de sufrimiento significativamente menor", dijo el juez Samuel Alito al leer la decisión de la mayoría.
La decisión constituye un revés para los opositores a la pena de muerte en Estados Unidos, el único país occidental que aún aplica este castigo.
Alabama, Arizona, Florida, Luisiana, Oklahoma y Virgina recurren al midazolam para aplicar la inyección letal.
"Es difícil imaginarse qué puede ser más cruel o más inusual que una muerte prolongada", dijo Diann Rust-Tierney, directora de la Coalición Nacional para la Abolición de la Pena de Muerte.
Drogas controvertidas
En una decisión de abril de 2008, la Corte Suprema confirmó la constitucionalidad del uso de la inyección letal.
Pero desde entonces, el rechazo de los fabricantes --principalmente europeos-- a suministrar las drogas requeridas para ejecutar presos condujo a estados como Oklahoma a buscar alternativas, incluido el midazolam, cuya efectividad es cuestionada.
En abril de 2014, Clayton Lockett, condenado a muerte en Oklahoma por asesinato, violación y secuestro, agonizó por 43 minutos antes de morir y se le pudo ver retorcerse de dolor durante su prolongada ejecución.
Unos meses antes, Dennis McGuire, condenado a muerte en Ohio por asesinar a una mujer embarazada, tardó 26 minutos en morir, mientras que lo mismo ocurrió en Arizona en julio de 2014 con Joseph Wood, cuya agonía duró 117 minutos.
Se supone que la muerte por inyección letal no debería insumir más de 10 minutos y tampoco debería causar dolor.
Un cuarto demandante contra este método, Charles Warner, también fue ejecutado en Oklahoma en enero pasado luego de que la Corte Suprema rechazara su pedido de clemencia de última hora.
En el lugar mismo de la ejecución, Warner --condenado a muerte por violar y matar a una niña de once meses-- dijo que sentía como si su cuerpo estuviera "ardiendo".
Una experiencia desastrosa
En una decisión de abril de 2008, la Corte Suprema confirmó la constitucionalidad del uso de la inyección letal.
Pero desde entonces, el rechazo de los fabricantes --principalmente europeos-- a suministrar las drogas requeridas para ejecutar presos condujo a estados como Oklahoma a buscar alternativas, incluido el midazolam, cuya efectividad es cuestionada.
En abril de 2014, Clayton Lockett, condenado a muerte en Oklahoma por asesinato, violación y secuestro, agonizó por 43 minutos antes de morir y se le pudo ver retorcerse de dolor durante su prolongada ejecución.
Unos meses antes, Dennis McGuire, condenado a muerte en Ohio por asesinar a una mujer embarazada, tardó 26 minutos en morir, mientras que lo mismo ocurrió en Arizona en julio de 2014 con Joseph Wood, cuya agonía duró 117 minutos.
Se supone que la muerte por inyección letal no debería insumir más de 10 minutos y tampoco debería causar dolor.
Un cuarto demandante contra este método, Charles Warner, también fue ejecutado en Oklahoma en enero pasado luego de que la Corte Suprema rechazara su pedido de clemencia de última hora.
En el lugar mismo de la ejecución, Warner --condenado a muerte por violar y matar a una niña de once meses-- dijo que sentía como si su cuerpo estuviera "ardiendo".
Infligiendo una nueva derrota a los activistas contra la pena de muerte, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró este lunes constitucional un método de ejecución por inyección letal, cuestionado luego de que se usara en varias ejecuciones largas y difíciles.
Cinco de los nueve magistrados de la más alta instancia judicial del país estimaron que las demandas de condenados a muerte en Oklahoma (sur) no demostraron "un riesgo sustancial de sufrimiento" en el caso de la utilización del midazolam, un ansiolítico para dejar inconsciente al condenado antes de administrarle el producto letal.
El más alto tribunal estadounidense concluyó que este método respetaba la octava enmienda, que prohíbe los sufrimientos "crueles e inusuales".
"Los presos no identificaron un método de ejecución alternativo disponible que implique un riesgo de sufrimiento significativamente menor", dijo el juez Samuel Alito al leer la decisión de la mayoría.
La decisión constituye un revés para los opositores a la pena de muerte en Estados Unidos, el único país occidental que aún aplica este castigo.
Alabama, Arizona, Florida, Luisiana, Oklahoma y Virgina recurren al midazolam para aplicar la inyección letal.
"Es difícil imaginarse qué puede ser más cruel o más inusual que una muerte prolongada", dijo Diann Rust-Tierney, directora de la Coalición Nacional para la Abolición de la Pena de Muerte.
Drogas controvertidas
En una decisión de abril de 2008, la Corte Suprema confirmó la constitucionalidad del uso de la inyección letal.
Pero desde entonces, el rechazo de los fabricantes --principalmente europeos-- a suministrar las drogas requeridas para ejecutar presos condujo a estados como Oklahoma a buscar alternativas, incluido el midazolam, cuya efectividad es cuestionada.
En abril de 2014, Clayton Lockett, condenado a muerte en Oklahoma por asesinato, violación y secuestro, agonizó por 43 minutos antes de morir y se le pudo ver retorcerse de dolor durante su prolongada ejecución.
Unos meses antes, Dennis McGuire, condenado a muerte en Ohio por asesinar a una mujer embarazada, tardó 26 minutos en morir, mientras que lo mismo ocurrió en Arizona en julio de 2014 con Joseph Wood, cuya agonía duró 117 minutos.
Se supone que la muerte por inyección letal no debería insumir más de 10 minutos y tampoco debería causar dolor.
Un cuarto demandante contra este método, Charles Warner, también fue ejecutado en Oklahoma en enero pasado luego de que la Corte Suprema rechazara su pedido de clemencia de última hora.
En el lugar mismo de la ejecución, Warner --condenado a muerte por violar y matar a una niña de once meses-- dijo que sentía como si su cuerpo estuviera "ardiendo".
Una experiencia desastrosa
En una decisión de abril de 2008, la Corte Suprema confirmó la constitucionalidad del uso de la inyección letal.
Pero desde entonces, el rechazo de los fabricantes --principalmente europeos-- a suministrar las drogas requeridas para ejecutar presos condujo a estados como Oklahoma a buscar alternativas, incluido el midazolam, cuya efectividad es cuestionada.
En abril de 2014, Clayton Lockett, condenado a muerte en Oklahoma por asesinato, violación y secuestro, agonizó por 43 minutos antes de morir y se le pudo ver retorcerse de dolor durante su prolongada ejecución.
Unos meses antes, Dennis McGuire, condenado a muerte en Ohio por asesinar a una mujer embarazada, tardó 26 minutos en morir, mientras que lo mismo ocurrió en Arizona en julio de 2014 con Joseph Wood, cuya agonía duró 117 minutos.
Se supone que la muerte por inyección letal no debería insumir más de 10 minutos y tampoco debería causar dolor.
Un cuarto demandante contra este método, Charles Warner, también fue ejecutado en Oklahoma en enero pasado luego de que la Corte Suprema rechazara su pedido de clemencia de última hora.
En el lugar mismo de la ejecución, Warner --condenado a muerte por violar y matar a una niña de once meses-- dijo que sentía como si su cuerpo estuviera "ardiendo".
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