Fuente: Agencias.
El jefe de los rebeldes afganos habría muerto de tuberculosis en Paquistán en 2013. No se lo veía desde 2001, cuando huyó de Afganistán en moto.
Una de las pocas fotos de Omar (al centro), tomada furtivamente por un periodista de la BBC en 1996. |@ AFP
Agencias
El líder de los talibanes afganos, el mulá Omar, murió hace dos años en circunstancias misteriosas, aseguró ayer la agencia de inteligencia afgana, lo que confirmaría los rumores existentes desde hace tiempo en medios oficiales y entre los rebeldes.
Los insurgentes no han confirmado la muerte de Omar, que en 2001 desapareció al huir de Afganistán -según se conoció en una motocicleta- para no volver a mostrarse jamás en público.
“El mulá Omar está muerto. Murió en un hospital de Karachi en abril de 2013 en circunstancias no aclaradas, aunque probablemente de tuberculosis”, indicó el portavoz del Directorio de Seguridad afgano, Haseeb Sediqi.
Previamente, un portavoz presidencial afgano, Sayed Zafar Hashemi, había anunciado una investigación oficial, al intensificarse los rumores.
“Hemos visto informaciones sobre la muerte del líder talibán”, dijo Hashemi en una conferencia de prensa en Kabul. Un alto funcionario del gobierno afgano había dicho que el mulá Omar había “muerto de una enfermedad hace dos años y había sido enterrado en la provincia de Zabul”, sur de Afganistán, su región de origen. La muerte fue confirmada a Kabul por responsables de Paquistán, agregó la misma fuente.
“Estamos al tanto de las informaciones sobre la muerte del mulá Omar) y pensamos que esas informaciones son creíbles”, declaró por su parte Eric Schultz, portavoz adjunto de la Casa Blanca.
Los rumores sobre la muerte del jefe supremo de los talibanes, en el poder en Afganistán entre 1996 y 2001, se intensificaron en los últimos meses debido a la ausencia de mensajes sonoros y visuales de su parte.
El último mensaje atribuido a Omar es un comunicado escrito enviado a mediados de julio, justo antes del Aid el Fitr, la fiesta que marca el fin del Ramadán, en el que aprobaba implícitamente el diálogo con el gobierno. “El rumor de su muerte comenzó a circular la semana pasada en las filas de los talibanes cuando, por primera vez, su mensaje con motivo del Aid el Fitr nos llegó sólo por escrito”, explicó el responsable talibán.
Los rumores sobre la muerte del mulá Omar tienen lugar unas semanas después de un primer contacto oficial con vistas a conversaciones de paz entre el gobierno y la rebelión.
La muerte del mulá Omar podría constituir un duro golpe para la insurgencia talibán, desgarrada por divisiones internas y amenazada por el auge del grupo Estado Islámico (EI).
Los talibanes están divididos entre la nueva generación de comandantes que dirigen la guerra en el país y los anteriores mandos dirigentes refugiados en el exterior desde 2001. También existen diferencias entre los dirigentes en el exterior. Por un lado los mandos presentes en Paquistán y por el otro “el buró político” exiliado en Qatar, que acusa a los primeros de estar dirigidos por el gobierno paquistaní. Por otra parte, los talibanes registraron en los últimos meses deserciones de militantes atraídos por el EI.
El jefe de los rebeldes afganos habría muerto de tuberculosis en Paquistán en 2013. No se lo veía desde 2001, cuando huyó de Afganistán en moto.
Una de las pocas fotos de Omar (al centro), tomada furtivamente por un periodista de la BBC en 1996. |@ AFP
Agencias
El líder de los talibanes afganos, el mulá Omar, murió hace dos años en circunstancias misteriosas, aseguró ayer la agencia de inteligencia afgana, lo que confirmaría los rumores existentes desde hace tiempo en medios oficiales y entre los rebeldes.
Los insurgentes no han confirmado la muerte de Omar, que en 2001 desapareció al huir de Afganistán -según se conoció en una motocicleta- para no volver a mostrarse jamás en público.
“El mulá Omar está muerto. Murió en un hospital de Karachi en abril de 2013 en circunstancias no aclaradas, aunque probablemente de tuberculosis”, indicó el portavoz del Directorio de Seguridad afgano, Haseeb Sediqi.
Previamente, un portavoz presidencial afgano, Sayed Zafar Hashemi, había anunciado una investigación oficial, al intensificarse los rumores.
“Hemos visto informaciones sobre la muerte del líder talibán”, dijo Hashemi en una conferencia de prensa en Kabul. Un alto funcionario del gobierno afgano había dicho que el mulá Omar había “muerto de una enfermedad hace dos años y había sido enterrado en la provincia de Zabul”, sur de Afganistán, su región de origen. La muerte fue confirmada a Kabul por responsables de Paquistán, agregó la misma fuente.
“Estamos al tanto de las informaciones sobre la muerte del mulá Omar) y pensamos que esas informaciones son creíbles”, declaró por su parte Eric Schultz, portavoz adjunto de la Casa Blanca.
Los rumores sobre la muerte del jefe supremo de los talibanes, en el poder en Afganistán entre 1996 y 2001, se intensificaron en los últimos meses debido a la ausencia de mensajes sonoros y visuales de su parte.
El último mensaje atribuido a Omar es un comunicado escrito enviado a mediados de julio, justo antes del Aid el Fitr, la fiesta que marca el fin del Ramadán, en el que aprobaba implícitamente el diálogo con el gobierno. “El rumor de su muerte comenzó a circular la semana pasada en las filas de los talibanes cuando, por primera vez, su mensaje con motivo del Aid el Fitr nos llegó sólo por escrito”, explicó el responsable talibán.
Los rumores sobre la muerte del mulá Omar tienen lugar unas semanas después de un primer contacto oficial con vistas a conversaciones de paz entre el gobierno y la rebelión.
La muerte del mulá Omar podría constituir un duro golpe para la insurgencia talibán, desgarrada por divisiones internas y amenazada por el auge del grupo Estado Islámico (EI).
Los talibanes están divididos entre la nueva generación de comandantes que dirigen la guerra en el país y los anteriores mandos dirigentes refugiados en el exterior desde 2001. También existen diferencias entre los dirigentes en el exterior. Por un lado los mandos presentes en Paquistán y por el otro “el buró político” exiliado en Qatar, que acusa a los primeros de estar dirigidos por el gobierno paquistaní. Por otra parte, los talibanes registraron en los últimos meses deserciones de militantes atraídos por el EI.
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