Fuente: BBCMundo.
"Desde que comenzaron las revueltas llamadas Primavera Árabe, la cuestión de Palestina comenzó a retroceder en la importancia de la noticia, ya que la imagen de los cambios radicales en una región que se percibía como zona de aguas estancadas se imponían, y luego llegaron las barbaridades del mal llamado Estado Islámico que sorprendió al mundo", le dice a BBC Mundo el embajador de la Autoridad Nacional Palestina en Colombia, Rauf Malki.
Pero Al Duwaiek atribuye el menor interés internacional en los asuntos palestinos a "una estrategia clara de Israel, en el centro del mundo árabe, para eclipsar la cuestión palestina, sin cuya resolución no habrá paz ni estabilidad en la región".
Otros, como Sam Bahour, apuntan no solo a Israel sino también a las autoridades palestinas, a las que este bloguero palestino tilda de "incompetentes en posicionar estratégicamente la lucha palestina en el escenario global".
"Sin embargo, la sociedad civil palestina ha dado grandes pasos hacia adelante y nuestra visibilidad hoy está a años luz de lo que era 30 años atrás", opina el bloguero.
La violencia atrae la noticia
El embajador de la Autoridad Nacional Palestina en Colombia sostiene que a lo largo del conflicto palestino la atención de la comunidad internacional ha sabido de altibajos.
"Cuando estalla la violencia, Palestina vuelve a captar la atención de los medios, cuando hay calma vuelve a ocupar pequeños espacios en la paginas interiores de la prensa", afirma.
Por eso, para Javier Martín es una paradoja que la falta de interés sobre el conflicto palestino-israelí ha coincidido con el mayor avance diplomático en años.
"Desde 2012, los palestinos han progresado enormemente en su ambición de reconocimiento internacional: han sido admitidos como estado observador en la ONU y se han sumado a una gran cantidad de organismos internacionales como Estado, incluido el Tribunal Penal Internacional".
Este 30 de septiembre, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, dijo que su pueblo no podía seguir comprometido con los acuerdos de Oslo, que en 1993 fueron recibidos con esperanza por toda la comunidad internacional y le merecieron el Premio Nobel de la Paz a los dos políticos israelíes Simón Peres e Isaac Rabin y al líder palestino Yasir Arafat.
En otras épocas, el anuncio del sucesor de Arafat hubiese encabezado las primeras planas de los medios de comunicación occidentales, pero ahora pasó casi desapercibido.
Solo el inédito izamiento de la bandera palestina en la sede de la ONU en Nueva York, en su condición de estado observador, generó el interés de las cámaras de televisión.
Tres días después, John Lyndon, director europeo del movimiento OneVoice, que trabaja por el fin del conflicto palestino-israelí, escribió en el diario británico The Independent que debía ser una llamada de alerta para todos las palabras de Abbas sobre no honrar los acuerdos que aún hoy rigen, entre otros temas bilaterales, la coordinación entre las fuerzas de seguridad de ambos bandos.
Y entonces regresó la violencia a Jerusalén y Cisjordania, y el antiguo conflicto palestino-israelí volvió a ubicarse en el caprichoso mapa de la atención mundial.
Image copyrightAFPImage captionPoco a poco, el foco informativo parece regresar al conflicto entre palestinos e israelíes.
El nuevo brote de violencia en Jerusalén y Cisjordania ha vuelto a poner lenta pero gradualmente el foco de la atención internacional en el conflicto palestino-israelí.
Pero ni siquiera el despliegue del ejército israelí en la ciudad sagrada para las tres principales religiones monoteístas del planeta parece hacer sombra a otras noticias provenientes de la región como la crisis siria o el accionar del Estado Islámico.
Lejos ha quedado el tiempo en que hablar sobre Medio Oriente era sinónimo de informar sobre los enfrentamientos entre facciones palestinas y el ejército israelí, o, en las épocas más optimistas, describir los avances de las negociaciones entre ambos bandos.
El nuevo brote de violencia en Jerusalén y Cisjordania ha vuelto a poner lenta pero gradualmente el foco de la atención internacional en el conflicto palestino-israelí.
Pero ni siquiera el despliegue del ejército israelí en la ciudad sagrada para las tres principales religiones monoteístas del planeta parece hacer sombra a otras noticias provenientes de la región como la crisis siria o el accionar del Estado Islámico.
Lejos ha quedado el tiempo en que hablar sobre Medio Oriente era sinónimo de informar sobre los enfrentamientos entre facciones palestinas y el ejército israelí, o, en las épocas más optimistas, describir los avances de las negociaciones entre ambos bandos.
"Desde que comenzaron las revueltas llamadas Primavera Árabe, la cuestión de Palestina comenzó a retroceder en la importancia de la noticia, ya que la imagen de los cambios radicales en una región que se percibía como zona de aguas estancadas se imponían, y luego llegaron las barbaridades del mal llamado Estado Islámico que sorprendió al mundo", le dice a BBC Mundo el embajador de la Autoridad Nacional Palestina en Colombia, Rauf Malki.
Image captionLas autoridades israelíes han redoblado los chequeos de seguridad.
Aunque parece haber un consenso en que las movilizaciones en Túnez, Libia, Egipto, Siria y otros territorios árabes a comienzos del año 2011 –que desembocaron en la caída de presidentes con décadas en el poder como Zine El Abidine Ben Ali, Hosni Mubarak o Muamar Gadafi– desplazaron de la atención internacional al conflicto palestino-israelí, no existe una interpretación única sobre de qué forma lo hicieron.
Lejos de la Primavera
Para el periodista español Javier Martín, corresponsal de la agencia EFE en Medio Oriente y autor de un libro sobre el autodenominado grupo radical Estado Islámico, "el problema palestino aparece como un conflicto viejo, manido, enquistado, sin solución, frente a la viento de renovación, ilusión y esperanza que trajeron las primaveras árabes".
Image captionEl problema palestino aparece como un problema viejo en comparación con la ilusión que despertó la primavera árabe.Image copyrightEPAImage captionEn dos semanas han muerto 34 palestinos y decenas han resultado heridos.
Ranyah Sabri, periodista egipcia del Servicio Mundial de la BBC, cree por su parte que la Primavera Árabe fue el fin del panarabismo, la ideología que alentaba la unidad política entre los pueblos árabes, incluyendo la liberación de Palestina como una meta común de las naciones árabes.
"Existía un acuerdo, silencioso y no declarado, entre los pueblos árabes y sus gobernantes –particularmente en Egipto, Libia y Siria– en el que los primeros cedían sus derechos y libertades básicas debido a que el mundo árabe estaba luchando por recuperar Palestina de Israel. Después de la Primavera Árabe, quedó claro que la gente no estaba satisfecha con este acuerdo".
Pero Carolina Bracco, doctora en Culturas Árabe y Hebrea, cree que los pueblos árabes no han olvidado la causa palestina: "Yo vivía en Egipto cuando estalló la revuelta y lo primero que vimos en las calles fueron las banderas palestinas, la bandera palestina sigue siendo dentro del mundo árabe un símbolo de resistencia".
Aunque parece haber un consenso en que las movilizaciones en Túnez, Libia, Egipto, Siria y otros territorios árabes a comienzos del año 2011 –que desembocaron en la caída de presidentes con décadas en el poder como Zine El Abidine Ben Ali, Hosni Mubarak o Muamar Gadafi– desplazaron de la atención internacional al conflicto palestino-israelí, no existe una interpretación única sobre de qué forma lo hicieron.
Lejos de la Primavera
Para el periodista español Javier Martín, corresponsal de la agencia EFE en Medio Oriente y autor de un libro sobre el autodenominado grupo radical Estado Islámico, "el problema palestino aparece como un conflicto viejo, manido, enquistado, sin solución, frente a la viento de renovación, ilusión y esperanza que trajeron las primaveras árabes".
Image captionEl problema palestino aparece como un problema viejo en comparación con la ilusión que despertó la primavera árabe.Image copyrightEPAImage captionEn dos semanas han muerto 34 palestinos y decenas han resultado heridos.
Ranyah Sabri, periodista egipcia del Servicio Mundial de la BBC, cree por su parte que la Primavera Árabe fue el fin del panarabismo, la ideología que alentaba la unidad política entre los pueblos árabes, incluyendo la liberación de Palestina como una meta común de las naciones árabes.
"Existía un acuerdo, silencioso y no declarado, entre los pueblos árabes y sus gobernantes –particularmente en Egipto, Libia y Siria– en el que los primeros cedían sus derechos y libertades básicas debido a que el mundo árabe estaba luchando por recuperar Palestina de Israel. Después de la Primavera Árabe, quedó claro que la gente no estaba satisfecha con este acuerdo".
Pero Carolina Bracco, doctora en Culturas Árabe y Hebrea, cree que los pueblos árabes no han olvidado la causa palestina: "Yo vivía en Egipto cuando estalló la revuelta y lo primero que vimos en las calles fueron las banderas palestinas, la bandera palestina sigue siendo dentro del mundo árabe un símbolo de resistencia".
Image copyrightEPA
Voces desde Palestina
En Cisjordania, escenario de los últimos enfrentamientos entre palestinos e israelíes, Majd Samhan al Khourani, estudiante de la Universidad de Birzeit, le asegura a BBC Mundo que la gente no se olvida de los palestinos.
"Lo que ocurre en Siria, en Egipto y en otros países árabes también nos afecta directamente a nosotros, como lo que está pasando con los refugiados palestinos atrapados en el campo de refugiados sirios de Yarmouk", afirma Al Khourani.
Desde Hebrón, Badiaa al Duwaiek, un activista palestino por los derechos humanos, coincide en señalar que lo que ocurre en toda la región "impacta de forma directa e indirecta en la cuestión palestina, que para los pueblos árabes era en el pasado un punto nodal".
Voces desde Palestina
En Cisjordania, escenario de los últimos enfrentamientos entre palestinos e israelíes, Majd Samhan al Khourani, estudiante de la Universidad de Birzeit, le asegura a BBC Mundo que la gente no se olvida de los palestinos.
"Lo que ocurre en Siria, en Egipto y en otros países árabes también nos afecta directamente a nosotros, como lo que está pasando con los refugiados palestinos atrapados en el campo de refugiados sirios de Yarmouk", afirma Al Khourani.
Desde Hebrón, Badiaa al Duwaiek, un activista palestino por los derechos humanos, coincide en señalar que lo que ocurre en toda la región "impacta de forma directa e indirecta en la cuestión palestina, que para los pueblos árabes era en el pasado un punto nodal".
Pero Al Duwaiek atribuye el menor interés internacional en los asuntos palestinos a "una estrategia clara de Israel, en el centro del mundo árabe, para eclipsar la cuestión palestina, sin cuya resolución no habrá paz ni estabilidad en la región".
Otros, como Sam Bahour, apuntan no solo a Israel sino también a las autoridades palestinas, a las que este bloguero palestino tilda de "incompetentes en posicionar estratégicamente la lucha palestina en el escenario global".
"Sin embargo, la sociedad civil palestina ha dado grandes pasos hacia adelante y nuestra visibilidad hoy está a años luz de lo que era 30 años atrás", opina el bloguero.
La violencia atrae la noticia
El embajador de la Autoridad Nacional Palestina en Colombia sostiene que a lo largo del conflicto palestino la atención de la comunidad internacional ha sabido de altibajos.
"Cuando estalla la violencia, Palestina vuelve a captar la atención de los medios, cuando hay calma vuelve a ocupar pequeños espacios en la paginas interiores de la prensa", afirma.
Por eso, para Javier Martín es una paradoja que la falta de interés sobre el conflicto palestino-israelí ha coincidido con el mayor avance diplomático en años.
"Desde 2012, los palestinos han progresado enormemente en su ambición de reconocimiento internacional: han sido admitidos como estado observador en la ONU y se han sumado a una gran cantidad de organismos internacionales como Estado, incluido el Tribunal Penal Internacional".
Este 30 de septiembre, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, dijo que su pueblo no podía seguir comprometido con los acuerdos de Oslo, que en 1993 fueron recibidos con esperanza por toda la comunidad internacional y le merecieron el Premio Nobel de la Paz a los dos políticos israelíes Simón Peres e Isaac Rabin y al líder palestino Yasir Arafat.
Image copyrightGetty
En otras épocas, el anuncio del sucesor de Arafat hubiese encabezado las primeras planas de los medios de comunicación occidentales, pero ahora pasó casi desapercibido.
Solo el inédito izamiento de la bandera palestina en la sede de la ONU en Nueva York, en su condición de estado observador, generó el interés de las cámaras de televisión.
Tres días después, John Lyndon, director europeo del movimiento OneVoice, que trabaja por el fin del conflicto palestino-israelí, escribió en el diario británico The Independent que debía ser una llamada de alerta para todos las palabras de Abbas sobre no honrar los acuerdos que aún hoy rigen, entre otros temas bilaterales, la coordinación entre las fuerzas de seguridad de ambos bandos.
Y entonces regresó la violencia a Jerusalén y Cisjordania, y el antiguo conflicto palestino-israelí volvió a ubicarse en el caprichoso mapa de la atención mundial.
Comentarios
Publicar un comentario