Fuente: Telam.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que se dirigió a la nación a través de la televisión poco después del hecho, dijo que las pruebas apuntan que el autor del atentado "es un terrorista suicida de origen sirio" y confirmó que entre los fallecidos y heridos hay tanto ciudadanos turcos como extranjeros.
En tanto, fuentes policiales citadas por el periódico local Hurriyet Daily News consideraron "altamente posible" que el grupo islamista radical Estado Islámico esté detrás del ataque, ante cuya gravedad el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, convocó a una reunión de urgencia en Ankara.
Los socorristas y la policía llegaron inmediatamente a la zona y la acordonaron, mientras numerosas ambulancias y vehículos de bomberos llegaron al lugar, que fue evacuado igual que los monumentos cercanos, informó la agencia de noticias EFE.
El Partido Demócrata Popular (HDP), de izquierda y pro kurdo, calificó el ataque de "masacre brutal" y envió sus condolencias a las familias de las víctimas que perdieron la vida.
El oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en tanto, publicó un tuit a través de su vocero Omer Celik en el que calificó el ataque como "vil" y pidió que ""Dios tenga misericordia en las almas de las víctimas", tras desear una rápida recuperación a todos los heridos en la explosión.
Al menos seis ciudadanos alemanes, uno noruego y uno peruano resultaron heridos en la explosión, informó el diario Hurriyet Daily News, mientras la cancillería noruega confirmó más tarde que un ciudadano de esa nacionalidad fue herido en la explosión y está recibiendo tratamiento en un hospital local.
"Se investigan las causas de la explosión, el tipo de explosivo y la persona o personas responsables", indicó la oficina del Gobernador de Estambul en un comunicado reproducido por la agencia local Anatolia en el que confirmó el número de bajas contabilizadas hasta ahora.
La mezquita y los monumentos cercanos, como Santa Sofía y el palacio de Topkapi, forman el principal complejo turístico de Estambul, ciudad que recibe al año casi 10 millones de viajeros.
Una hora después del estallido el Gobierno turco prohibió a los medios de comunicación distribuir videos o fotos relacionados con el atentado. El viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, envió una orden al Consejo de Radiotelevisión imponiendo el veto temporal aludiendo razones de seguridad nacional y orden público.
"Se considera apropiado la imposición de la prohibición temporal de difusión sobre el incidente", señala la orden sobre la explosión producida en Sultanahmet.
Turquía vive en un virtual estado de alerta desde el doble atentado suicida que causó 103 muertos el 10 de octubre en la estación de trenes de Ankara que las autoridades atribuyeron al EI.
El 6 de enero de 2015, hace poco más de un año, una mujer se inmoló en las puertas de la comisaría de la Policía Turística en Sultanahmet, hiriendo de gravedad a dos agentes, una de las cuales falleció posteriormente. La autora del atentado fue identificada como Diana Ramazova, ciudadana rusa procedente de la región caucásica de Daguestá y que se cree que mantenía lazos con Al Qaeda y con el EI.
El 5 de junio, una bomba acabó con la vida de cuatro personas en un mitin del partido prokurdo HDP en Diyarbakir; un mes y medio más tarde, el 20 de julio, un suicida activó su cinturón con explosivos en un acto izquierdista a favor de los kurdos de Siria en la localidad sudoriental de Suruç matando a 33 personas y, el 10 de octubre, dos presuntos militantes del Estado Islámico se inmolaron en una marcha por la paz en la capital turca, Ankara, segando la vida a más de un centenar de personas.
El presidente de la Asociación de Turismo de Sultanahmet indicó al diario Hurriyet que el probable ataque "es un gran golpe al turismo de toda la región".
"Hay 7.000 hoteles en esta zona. Los turistas ahora quieren irse. Ya están buscando billetes (para regresar a sus países). Con esta explosión, el año 2016 ha terminado para nosotros".
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