Por Sofía Menchú y Enrique Andrés Pretel
CIUDAD DE GUATEMALA (Reuters) - Un humorista conservador sin experiencia política arrasó el domingo en las elecciones presidenciales de Guatemala, impulsado por la ira ciudadana contra la elite gobernante tras una ola de escándalos de corrupción que forzó al último mandatario a dimitir.
Jimmy Morales, de 46 años, batió con un histórico 68,5 por ciento de los votos a la ex primera dama Sandra Torres, que obtuvo un 31,5 por ciento, haciendo de su falta de experiencia en la administración pública su principal baza electoral.
"Ha sido un voto valiente, un voto esperanzado, un voto que tiene claro de que hay que acabar con la corrupción y hago un llamado a todos para que construyamos esa realidad", dijo el actor de 46 años en rueda de prensa tras el balotaje, que transcurrió sin incidentes.
Las investigaciones de la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente internacional respaldado por la ONU, acusaron al ex mandatario Otto Pérez Molina y a su ex vicepresidenta, Roxana Baldetti, de dirigir una mafia aduanera conocida como La Línea.
Después de ser imputados y arrestados, ambos están presos a la espera de juicio, aunque niegan todos los cargos.
"Si desde la cabeza se da el ejemplo, hay más probabilidades y hay solvencia moral para poder exigirles a los mandos medios, bajos y operativos para que todas las cosas se hagan sin corrupción", dijo Morales.
El ganador de las elecciones se comprometió a apoyar a la CICIG mientras dure su gobierno de cuatro años que comienza en enero.
"Le mando este mensaje a la fiscal Thelma Aldana: lo que dijimos en campaña de confirmarla no era mentira, es verdad. Y le pedimos que siga con ese valor (...) Necesitamos todas las instancias y todos los servidores públicos para ponernos a la altura", dijo en rueda de prensa.
Los críticos del artista, que se define como "nacionalista cristiano" y apoya la pena de muerte, trataron dañar su imagen por los lazos de su partido FCN-Nación con los militares, en un país donde el Ejército es una institución polémica por su rol en casi cuatro décadas de sangrienta guerra civil.
"El otro candidato representa el pasado, la vieja guardia de militares cuestionados", había dicho Torres en la jornada electoral. "Hay que averiguar bien quién rodea al candidato", agregó la empresaria textil de 60 años, cuya vinculación la clase política le pasó factura en las urnas.
EL ANTIPOLÍTICO
Pese a sus 14 años en televisión, Morales era prácticamente desconocido en los sondeos hasta abril, cuando comenzaron a revelarse los casos de corrupción a los que la población respondió con manifestaciones de protesta sin precedentes.
En medio de la creciente indignación, su eslogan "Ni corrupto, ni ladrón" resonó entre los electores que buscan un nuevo comienzo para la convulsionada nación centroamericana.
Su difuso programa de gobierno, que incluye algunos planes excéntricos como poner GPS para controlar a los maestros o revivir en los tribunales una vieja disputa territorial con la vecina Belize, fue recibido con escepticismo por los analistas.
Sin embargo, Morales supo ser convincente en su papel de "antipolítico", con discursos plagados de parábolas bíblicas y chistes populares, en los que contaba su historia de éxito que lo llevó de crecer vendiendo plátanos en un mercado a tener su productora de cine y televisión.
En la sede del partido de Morales, el Frente de Convergencia Nacional-Nación (FCN), había una fiesta tras conocerse los resultados oficiales, con decenas de personas bailando en un show con música en vivo, luces y animadores.
"Tal vez no sabe mucho, pero se siente que él si puede gobernar el país. Es una persona humilde", dijo Lourdes Secay, maestra de 30 años, vestida con un traje de payaso en los festejos del presidente electo.
La elección es una llamada de atención para otros partidos en la región centroamericana, donde muchos piden la instalación de entes autónomos como la CICIG, que tuvo un papel clave en la caída de Pérez Molina y el arresto de decenas de funcionarios por varios casos de corrupción.
Licenciado en administración y antiguo estudiante de teología, el evangélico Morales ha dado pocas pistas sobre sus ideas para revitalizar la mayor economía de Centroamérica, cuyas décadas de crecimiento ininterrumpido no lograron atemperar las brutales desigualdades sociales y la pobreza.
Además, aunque se impuso en la primera ronda del 6 de septiembre, su joven partido tan solo pudo lograr 11 de los 158 diputados del próximo Congreso, lo que lo obligaría a forzar complejas alianzas para impulsar las reformas prometidas.
Con poco margen de maniobra, la mayor amenaza para Morales podría ser la misma indignación que lo catapultó a la presidencia.
"No va a ser corrupto porque es un pobre igual que nosotros", dijo Hugo Villagrán, un técnico de computadoras de 28 años en la fiesta del partido de Morales. "Y si no, vamos a hacer que renuncie".
(Reporte adicional de Alexandra Alper. Editado por Ana Isabel Martínez y Pablo Garibian)
CIUDAD DE GUATEMALA (Reuters) - Un humorista conservador sin experiencia política arrasó el domingo en las elecciones presidenciales de Guatemala, impulsado por la ira ciudadana contra la elite gobernante tras una ola de escándalos de corrupción que forzó al último mandatario a dimitir.
Jimmy Morales, de 46 años, batió con un histórico 68,5 por ciento de los votos a la ex primera dama Sandra Torres, que obtuvo un 31,5 por ciento, haciendo de su falta de experiencia en la administración pública su principal baza electoral.
"Ha sido un voto valiente, un voto esperanzado, un voto que tiene claro de que hay que acabar con la corrupción y hago un llamado a todos para que construyamos esa realidad", dijo el actor de 46 años en rueda de prensa tras el balotaje, que transcurrió sin incidentes.
Las investigaciones de la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente internacional respaldado por la ONU, acusaron al ex mandatario Otto Pérez Molina y a su ex vicepresidenta, Roxana Baldetti, de dirigir una mafia aduanera conocida como La Línea.
Después de ser imputados y arrestados, ambos están presos a la espera de juicio, aunque niegan todos los cargos.
"Si desde la cabeza se da el ejemplo, hay más probabilidades y hay solvencia moral para poder exigirles a los mandos medios, bajos y operativos para que todas las cosas se hagan sin corrupción", dijo Morales.
El ganador de las elecciones se comprometió a apoyar a la CICIG mientras dure su gobierno de cuatro años que comienza en enero.
"Le mando este mensaje a la fiscal Thelma Aldana: lo que dijimos en campaña de confirmarla no era mentira, es verdad. Y le pedimos que siga con ese valor (...) Necesitamos todas las instancias y todos los servidores públicos para ponernos a la altura", dijo en rueda de prensa.
Los críticos del artista, que se define como "nacionalista cristiano" y apoya la pena de muerte, trataron dañar su imagen por los lazos de su partido FCN-Nación con los militares, en un país donde el Ejército es una institución polémica por su rol en casi cuatro décadas de sangrienta guerra civil.
"El otro candidato representa el pasado, la vieja guardia de militares cuestionados", había dicho Torres en la jornada electoral. "Hay que averiguar bien quién rodea al candidato", agregó la empresaria textil de 60 años, cuya vinculación la clase política le pasó factura en las urnas.
EL ANTIPOLÍTICO
Pese a sus 14 años en televisión, Morales era prácticamente desconocido en los sondeos hasta abril, cuando comenzaron a revelarse los casos de corrupción a los que la población respondió con manifestaciones de protesta sin precedentes.
En medio de la creciente indignación, su eslogan "Ni corrupto, ni ladrón" resonó entre los electores que buscan un nuevo comienzo para la convulsionada nación centroamericana.
Su difuso programa de gobierno, que incluye algunos planes excéntricos como poner GPS para controlar a los maestros o revivir en los tribunales una vieja disputa territorial con la vecina Belize, fue recibido con escepticismo por los analistas.
Sin embargo, Morales supo ser convincente en su papel de "antipolítico", con discursos plagados de parábolas bíblicas y chistes populares, en los que contaba su historia de éxito que lo llevó de crecer vendiendo plátanos en un mercado a tener su productora de cine y televisión.
En la sede del partido de Morales, el Frente de Convergencia Nacional-Nación (FCN), había una fiesta tras conocerse los resultados oficiales, con decenas de personas bailando en un show con música en vivo, luces y animadores.
"Tal vez no sabe mucho, pero se siente que él si puede gobernar el país. Es una persona humilde", dijo Lourdes Secay, maestra de 30 años, vestida con un traje de payaso en los festejos del presidente electo.
La elección es una llamada de atención para otros partidos en la región centroamericana, donde muchos piden la instalación de entes autónomos como la CICIG, que tuvo un papel clave en la caída de Pérez Molina y el arresto de decenas de funcionarios por varios casos de corrupción.
Licenciado en administración y antiguo estudiante de teología, el evangélico Morales ha dado pocas pistas sobre sus ideas para revitalizar la mayor economía de Centroamérica, cuyas décadas de crecimiento ininterrumpido no lograron atemperar las brutales desigualdades sociales y la pobreza.
Además, aunque se impuso en la primera ronda del 6 de septiembre, su joven partido tan solo pudo lograr 11 de los 158 diputados del próximo Congreso, lo que lo obligaría a forzar complejas alianzas para impulsar las reformas prometidas.
Con poco margen de maniobra, la mayor amenaza para Morales podría ser la misma indignación que lo catapultó a la presidencia.
"No va a ser corrupto porque es un pobre igual que nosotros", dijo Hugo Villagrán, un técnico de computadoras de 28 años en la fiesta del partido de Morales. "Y si no, vamos a hacer que renuncie".
(Reporte adicional de Alexandra Alper. Editado por Ana Isabel Martínez y Pablo Garibian)
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