El martes, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió que la crisis migratoria podría provocar “un sismo en el paisaje político europeo” porque pone en peligro el principio de libre circulación.
Una columna de unos 1.000 refugiados son escoltados por la policía de Eslovenia en su tránsito por el país, provenientes de Croacia. |@ AFP
El anuncio de Austria de que construirá una valla en su frontera con Eslovenia para frenar el flujo de migrantes desató una ola de críticas de sus socios europeos y supone una nueva amenaza para el tratado de libre circulación de Schengen. Por su parte, el primer ministro esloveno, Milo Cerar, recordó que su país “ya se había preparado para algo similar desde hace un tiempo”, y dijo que “está decidido a levantar una barrera” en su frontera con Croacia si es considerada necesaria.
La ministra del interior austriaca, Johanna Mikl-Leitner, no dio detalles sobre como sería esa valla, la primera entre dos países del espacio de Schengen y miembros de la Unión Europea (UE), pero negó que sea un muro antiinmigrantes.
“Se trata de asegurarnos de que haya una entrada ordenada y controlada en nuestro país y no de cerrar nuestra frontera” con Eslovenia, por donde transitan miles de migrantes rumbo al norte.
Cerar, no obstante, relativizó la posición de Liubliana al mencionar “una barrera de baja altura, un obstáculo que permita regular el flujo de migrantes”.
Las reacciones en cadena a lo largo de la ruta de los Balcanes, que parte desde Turquía y Grecia, son temidas por la UE que el domingo en una minicumbre en Bruselas llamó a los Estados a no tomar decisiones unilaterales.
“Esto demuestra que la política europea en cuestiones de migración y acogida de refugiados no funciona (...), lo que pone en tela de juicio los principios de Schengen”, comentó Olivier Clochard, investigador del CNRS y presidente de la red Migreurop, respecto al anuncio de Viena.
El martes, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió que la crisis migratoria podría provocar “un sismo en el paisaje político europeo” porque pone en peligro el principio de libre circulación.
La decisión de construir la valla ya ha tenido consecuencias en las relaciones tradicionalmente amistosas entre Austria y Alemania y el líder conservador de Baviera, Horst Seehofer.
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