Fuente: DW.
En su última convocatoria a la movilización (16.09) la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y Ecuarunari (Confederación de Nacionalidades Kichwa del Ecuador) tienen pedidos claros: que se retire el proyecto de enmiendas a la Constitución que permitirían, entre otras cosas, la reelección indefinida del presidente.
Piden también que se reforme una ley que permitiría privatizar el agua, la libertad para los detenidos en las manifestaciones y que derogue un artículo que da más poder al ejecutivo para injerir en el derecho de asociación.
¿Protestas a pesar del buen balance?
Al mismo tiempo, en el balance social que saca el gobierno del presidente Rafael Correa constan más de 43.197 kilómetros de carreteras, 15.630 kilómetros de cableado de fibra óptica, 966 kilómetros de vías férreas estatales, 34 aeropuertos, transporte fluvial, un presupuesto estatal que dedica el 46% al gasto social, un 2% de su producto interno bruto a invertir en educación, 1,5 millones de personas fuera de la pobreza en 8 años de Revolución Ciudadana.
No obstante, “lo que se ve en este momento en Ecuador es una agudización de las posiciones. Muchos de los programas que se financian con recursos naturales tienen su base en la región amazónica y de la sierra del Ecuador donde vive mucha población indígena y campesina que en cierta medida han pagado la bonanza. Ellos viven los efectos negativos de la minería. Reclaman sus derechos y protección de un gobierno al que ayudaron a llegar al poder”, dice a DW Zeljko Crncic, investigador del German Development Institut (DIE, por sus siglas en alemán).
Incendios forestales en Ecuador.
Por otra parte, “queda claro que las protestas están dirigidas a tratar de impedir que el proceso político que iniciamos en 2007 continúe”, explica a DW Jorge Jurado, embajador de Ecuador ante Alemania y Bélgica. “Están apoyadas por sectores minoritarios de la sociedad, la clase media alta y más pudiente, la ultraizquierda, los ecologistas y sólo una parte del sector indígena”, explica el diplomático ecuatoriano. El difícil momento, al que se unen amenazas naturales por el inminente fenómeno de El Niño y movimientos volcánicos, estaría siendo aprovechado.
Crncic, por el contrario, ve en la protesta indígena una contradicción estructural. “Su oposición se disparó cuando quedó claro que al gobierno de Correa le importaba más el ciudadano que las reivindicaciones de esas comunidades”, afirma Crncic, autor de varios estudios sobre los conflictos entre las industrias extractivas y derechos indígenas, como el de consulta previa.
Unidos en torno a las enmiendas
La concentración de poder, las faltas de garantías para los emprendedores, una ley de medios que prevé multas millonarias han causado el cansancio de la gente, explica a DW desde el Instituto Casla de investigaciones sobre América Latina, el abogado disidente José Luis Guerrero Martínez.
“Pero el detonante ha sido la enmienda para su reelección. Tanto la derecha como la izquierda, los emprendedores liberales no la quieren”, sigue el analista, ahora exiliado en República Checa. Incertidumbre y medidas antiempresariales como la elevación de las tasas de importación son, en su opinión, errores que aportan a la desestabilización económica del país.
Por el contrario, “esas restricciones a la importación están pensadas precisamente para recuperar sectores nacionales como el calzado, la metalurgia y la industria textil que hace 10 años había desaparecido por el aperturismo”, contradice el embajador.
¿Volvería a ganar de todas formas?
En su opinión, lo que sucede es que “la banca, muy nerviosa porque nuestro proceso político va a continuar”, explica Jurado, subrayando el alto apoyo que tiene el mandatario guayaquileño.
Si en junio según la revista Capital era el segundo más popular de América Latina, según según Gallup, a pesar de un claro descenso, en este momento casi el 50% de los ecuatorianos apoyan su gestión. No obstante, el 57% desaprueba su actitud. De concentración de poder, populismo y autoritarismo hablan sus críticos.
Momento delicado
Jorge Jurado, embajador de Ecuador en Alemania.
En un momento en que el crecimiento la economía del país andino amenaza con reducirse del 3,8% (2014) a 0, “las tendencias autoritarias –con 200 manifestantes con demanda judicial, ataques a la prensa y a activistas contra la minería- son algo muy peligroso y hasta cierto punto trágico”, dice Crncic, conocedor de ese país en el que el poder de la calle ha derrocado presidentes.
“Ecuador tiene una historia de muchos conflictos políticos, pero la diferencia es que nunca se han resuelto con la violencia de otros países. A largo plazo no servirá trabajar con dicotomías y tratar a los líderes indígenas de “infantiles”. El movimiento indígena tiene mucha experiencia política”, afirma Crncic. “No creo que esa retórica sirva a lo positivo que tienen sus metas. Han logrado muchas cosas que no deberían ser puestas en peligro”, concluye.
El gobierno de Rafael Correa enfrenta otra movilización, convocada por los indígenas. Acerca del delicado momento que vive Ecuador, DW conversó con políticos y especialistas.
En su última convocatoria a la movilización (16.09) la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y Ecuarunari (Confederación de Nacionalidades Kichwa del Ecuador) tienen pedidos claros: que se retire el proyecto de enmiendas a la Constitución que permitirían, entre otras cosas, la reelección indefinida del presidente.
Piden también que se reforme una ley que permitiría privatizar el agua, la libertad para los detenidos en las manifestaciones y que derogue un artículo que da más poder al ejecutivo para injerir en el derecho de asociación.
¿Protestas a pesar del buen balance?
Al mismo tiempo, en el balance social que saca el gobierno del presidente Rafael Correa constan más de 43.197 kilómetros de carreteras, 15.630 kilómetros de cableado de fibra óptica, 966 kilómetros de vías férreas estatales, 34 aeropuertos, transporte fluvial, un presupuesto estatal que dedica el 46% al gasto social, un 2% de su producto interno bruto a invertir en educación, 1,5 millones de personas fuera de la pobreza en 8 años de Revolución Ciudadana.
No obstante, “lo que se ve en este momento en Ecuador es una agudización de las posiciones. Muchos de los programas que se financian con recursos naturales tienen su base en la región amazónica y de la sierra del Ecuador donde vive mucha población indígena y campesina que en cierta medida han pagado la bonanza. Ellos viven los efectos negativos de la minería. Reclaman sus derechos y protección de un gobierno al que ayudaron a llegar al poder”, dice a DW Zeljko Crncic, investigador del German Development Institut (DIE, por sus siglas en alemán).
Incendios forestales en Ecuador.
Por otra parte, “queda claro que las protestas están dirigidas a tratar de impedir que el proceso político que iniciamos en 2007 continúe”, explica a DW Jorge Jurado, embajador de Ecuador ante Alemania y Bélgica. “Están apoyadas por sectores minoritarios de la sociedad, la clase media alta y más pudiente, la ultraizquierda, los ecologistas y sólo una parte del sector indígena”, explica el diplomático ecuatoriano. El difícil momento, al que se unen amenazas naturales por el inminente fenómeno de El Niño y movimientos volcánicos, estaría siendo aprovechado.
Crncic, por el contrario, ve en la protesta indígena una contradicción estructural. “Su oposición se disparó cuando quedó claro que al gobierno de Correa le importaba más el ciudadano que las reivindicaciones de esas comunidades”, afirma Crncic, autor de varios estudios sobre los conflictos entre las industrias extractivas y derechos indígenas, como el de consulta previa.
Unidos en torno a las enmiendas
La concentración de poder, las faltas de garantías para los emprendedores, una ley de medios que prevé multas millonarias han causado el cansancio de la gente, explica a DW desde el Instituto Casla de investigaciones sobre América Latina, el abogado disidente José Luis Guerrero Martínez.
“Pero el detonante ha sido la enmienda para su reelección. Tanto la derecha como la izquierda, los emprendedores liberales no la quieren”, sigue el analista, ahora exiliado en República Checa. Incertidumbre y medidas antiempresariales como la elevación de las tasas de importación son, en su opinión, errores que aportan a la desestabilización económica del país.
Por el contrario, “esas restricciones a la importación están pensadas precisamente para recuperar sectores nacionales como el calzado, la metalurgia y la industria textil que hace 10 años había desaparecido por el aperturismo”, contradice el embajador.
¿Volvería a ganar de todas formas?
En su opinión, lo que sucede es que “la banca, muy nerviosa porque nuestro proceso político va a continuar”, explica Jurado, subrayando el alto apoyo que tiene el mandatario guayaquileño.
Si en junio según la revista Capital era el segundo más popular de América Latina, según según Gallup, a pesar de un claro descenso, en este momento casi el 50% de los ecuatorianos apoyan su gestión. No obstante, el 57% desaprueba su actitud. De concentración de poder, populismo y autoritarismo hablan sus críticos.
Momento delicado
Jorge Jurado, embajador de Ecuador en Alemania.
En un momento en que el crecimiento la economía del país andino amenaza con reducirse del 3,8% (2014) a 0, “las tendencias autoritarias –con 200 manifestantes con demanda judicial, ataques a la prensa y a activistas contra la minería- son algo muy peligroso y hasta cierto punto trágico”, dice Crncic, conocedor de ese país en el que el poder de la calle ha derrocado presidentes.
“Ecuador tiene una historia de muchos conflictos políticos, pero la diferencia es que nunca se han resuelto con la violencia de otros países. A largo plazo no servirá trabajar con dicotomías y tratar a los líderes indígenas de “infantiles”. El movimiento indígena tiene mucha experiencia política”, afirma Crncic. “No creo que esa retórica sirva a lo positivo que tienen sus metas. Han logrado muchas cosas que no deberían ser puestas en peligro”, concluye.
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