Fuente: Grandesmedios.com
El petróleo es el oro negro que financia el cuasi califato del Estado Islámico: proporciona combustible para sus máquinas de guerra, permite producir electricidad y les granjea a los yihadistas influencia económica. El grupo terrorista sigue extrayendo, refinando y vendiendo crudo a pesar de los bombardeos a los que lo someten Rusia y la coalición occidental.
El pasado septiembre el Estado Islámico logró tomar el control del yacimiento petrolífero de Yezl, en el este de la provincia de Homs, el último que quedaba en manos del Gobierno de Bashar al Assad. Después de apoderarse del recurso estratégico, los terroristas construyeron un sistema de producción, trasporte y posterior venta del crudo.
El principal volumen del petróleo en manos del Estado Islámico se produce en el territorio de la provincia siria de Deir ez Zor. Como se indica en los documentos obtenidos por ‘Financial Times’, en esta área se producen de media entre 34.000 y 40.000 barriles al día.
Además, los miembros del EI controlan el yacimiento petrolero de la ciudad iraquí de Qayyarah, cerca de Mosul. Sin embargo, según los expertos, el volumen de producción en esta localidad no supera los 8.000 barriles diarios, que además solo son aprovechables en su mayoría para la producción de asfalto.
Se desconoce el volumen total de petróleo que contienen los yacimientos controlados por el EI, ya que el nivel de producción conocido antes de la conquista yihadista cambió tras la destrucción de la infraestructura, la falta de tecnología y la incapacidad de los terroristas de reclutar a empleados calificados. Sin embargo, las fuentes de crudo siguen manteniendo el funcionamiento de la organización terrorista.
El precio de un barril de petróleo vendido por el EI depende de su calidad. El precio del crudo extraído en Siria se sitúa entre 25 y 40 dólares por barril. En general, según los expertos, el EI obtiene 1,53 millones de dólares diarios mediante la venta de crudo.
Uno de los mitos fundamentales sobre el EI hace referencia a su modelo financiero. La mayoría de los expertos consideran que el ‘califato’ se beneficia de la exportación de crudo a los países vecinos. Sin embargo, los yihadistas llenan sus arcas principalmente mediante la venta de petróleo en el mercado interno, constató ‘Financial Times’.
Los acuerdos de compra se sellan en el lugar de producción, donde los comerciantes independientes compran el petróleo para su posterior reventa. Se trata de un sistema muy organizado. Los comerciantes sirios e iraquíes bombean el crudo hasta los barcos petroleros anclados en puertos cercanos a los yacimientos para, posteriormente, vender el crudo mediante distintos sistemas:
– Se envía a una planta refinadora cercana donde se produce gasolina que luego se vuelve a enviar a una ‘bolsa’ situada cerca de yacimiento.
– Se vende a operadores que lo transportan en vehículos hasta las zonas tomadas por los rebeldes en el noreste de Siria o el este de Irak.
– Se entrega a una gran refinería o se vende por completo en un mercado interno, el mayor de los cuales se encuentra en la frontera entre Siria e Irak, cerca de la ciudad de Al Kaim.
La mayoría de los comerciantes prefieren la primera variante de venta, ya que es menos arriesgada y les permite obtener un beneficio adicional de 10 dólares por barril.
El grueso de las refinerías controladas por el EI está situado en el este de Siria. Existen varias plantas en territorios ocupados por el Ejército Libre Sirio, el Estado Islámico y el Frente Al Nusra en el noroeste del país, pero la calidad de los derivados comercializables producidos en esas zonas es extremadamente baja.
En la mayoría de los casos el crudo se transforma en gasolina y ‘mazut’ (un combustible para grandes motores diesel). Actualmente el principal producto petrolero producido en las áreas controladas por el EI es el ‘mazut’, debido a que la mayoría de las refinerías carece de capacidad tecnológica suficiente para la producción de gasolina de alta calidad.
Cabe mencionar que la mayoría de las refinerías que actualmente funcionan en los territorios ocupados por los yihadistas son artesanales. Son instalaciones que pertenecen a habitantes locales que han conseguido acuerdos a largo plazo con los fanáticos islamistas.
El petróleo es el oro negro que financia el cuasi califato del Estado Islámico: proporciona combustible para sus máquinas de guerra, permite producir electricidad y les granjea a los yihadistas influencia económica. El grupo terrorista sigue extrayendo, refinando y vendiendo crudo a pesar de los bombardeos a los que lo someten Rusia y la coalición occidental.
El pasado septiembre el Estado Islámico logró tomar el control del yacimiento petrolífero de Yezl, en el este de la provincia de Homs, el último que quedaba en manos del Gobierno de Bashar al Assad. Después de apoderarse del recurso estratégico, los terroristas construyeron un sistema de producción, trasporte y posterior venta del crudo.
El principal volumen del petróleo en manos del Estado Islámico se produce en el territorio de la provincia siria de Deir ez Zor. Como se indica en los documentos obtenidos por ‘Financial Times’, en esta área se producen de media entre 34.000 y 40.000 barriles al día.
Además, los miembros del EI controlan el yacimiento petrolero de la ciudad iraquí de Qayyarah, cerca de Mosul. Sin embargo, según los expertos, el volumen de producción en esta localidad no supera los 8.000 barriles diarios, que además solo son aprovechables en su mayoría para la producción de asfalto.
Se desconoce el volumen total de petróleo que contienen los yacimientos controlados por el EI, ya que el nivel de producción conocido antes de la conquista yihadista cambió tras la destrucción de la infraestructura, la falta de tecnología y la incapacidad de los terroristas de reclutar a empleados calificados. Sin embargo, las fuentes de crudo siguen manteniendo el funcionamiento de la organización terrorista.
El precio de un barril de petróleo vendido por el EI depende de su calidad. El precio del crudo extraído en Siria se sitúa entre 25 y 40 dólares por barril. En general, según los expertos, el EI obtiene 1,53 millones de dólares diarios mediante la venta de crudo.
Uno de los mitos fundamentales sobre el EI hace referencia a su modelo financiero. La mayoría de los expertos consideran que el ‘califato’ se beneficia de la exportación de crudo a los países vecinos. Sin embargo, los yihadistas llenan sus arcas principalmente mediante la venta de petróleo en el mercado interno, constató ‘Financial Times’.
Los acuerdos de compra se sellan en el lugar de producción, donde los comerciantes independientes compran el petróleo para su posterior reventa. Se trata de un sistema muy organizado. Los comerciantes sirios e iraquíes bombean el crudo hasta los barcos petroleros anclados en puertos cercanos a los yacimientos para, posteriormente, vender el crudo mediante distintos sistemas:
– Se envía a una planta refinadora cercana donde se produce gasolina que luego se vuelve a enviar a una ‘bolsa’ situada cerca de yacimiento.
– Se vende a operadores que lo transportan en vehículos hasta las zonas tomadas por los rebeldes en el noreste de Siria o el este de Irak.
– Se entrega a una gran refinería o se vende por completo en un mercado interno, el mayor de los cuales se encuentra en la frontera entre Siria e Irak, cerca de la ciudad de Al Kaim.
La mayoría de los comerciantes prefieren la primera variante de venta, ya que es menos arriesgada y les permite obtener un beneficio adicional de 10 dólares por barril.
El grueso de las refinerías controladas por el EI está situado en el este de Siria. Existen varias plantas en territorios ocupados por el Ejército Libre Sirio, el Estado Islámico y el Frente Al Nusra en el noroeste del país, pero la calidad de los derivados comercializables producidos en esas zonas es extremadamente baja.
En la mayoría de los casos el crudo se transforma en gasolina y ‘mazut’ (un combustible para grandes motores diesel). Actualmente el principal producto petrolero producido en las áreas controladas por el EI es el ‘mazut’, debido a que la mayoría de las refinerías carece de capacidad tecnológica suficiente para la producción de gasolina de alta calidad.
Cabe mencionar que la mayoría de las refinerías que actualmente funcionan en los territorios ocupados por los yihadistas son artesanales. Son instalaciones que pertenecen a habitantes locales que han conseguido acuerdos a largo plazo con los fanáticos islamistas.
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