Fuente: La Nación.
CÓRDOBA.- El 23 de septiembre, cuando el papa Francisco se reúna con el presidente Barack Obama en Washington, podría poner sobre la mesa de temas por tratar el de Víctor Saldaño, el argentino condenado a muerte en Texas que espera desde hace 19 años en el "corredor de la muerte".
Desde el punto de vista jurídico, lo que corresponde es una acción ante el estado de Texas, pero la familia del cordobés y sus abogados admiten el valor político del gesto del Pontífice. Además, hace dos semanas, la cancillería argentina acompañó por primera vez jurídicamente el pedido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de una condena a los Estados Unidos por la discriminación racial de su sistema judicial. La nota lleva la firma del vicecanciller Eduardo Zuain.
Lidia Guerrero, madre de Saldaño, confirmó a LA NACION ambas novedades, acompañada por su asesor, el abogado Juan Carlos Vega. Ambos se reunieron con Francisco hace más de un año; afirman que desde el Vaticano les ratificaron que "hay altas probabilidades" de que el caso integre la agenda del Papa en su encuentro con Obama.
Fuentes del Vaticano consultadas por LA NACION dijeron que como el caso Saldaño tiene que ver con Texas, lo más apropiado sería una intervención ante ese estado y no ante el presidente de los Estados Unidos. Recordaron que "desde siempre" se oponen a la pena de muerte y que suelen hacer pedidos de clemencia en todos los casos de condenados ante las autoridades competentes.
En la Cancillería -que hasta ahora siempre había acompañado "humanitariamente" (costeando pasajes a la madre)-, le advirtieron a Lidia que un apoyo "directo y jurídico" podría acelerar la ejecución.
"Nadie lo puede saber; hay que hacer lo que se debe y no estar atemorizados. A mi hijo lo matan todos los días", fue la respuesta de la mujer ante Zuain. Lo repitió ante LA NACION. Hace tres años, vio a Víctor por última vez en la prisión estatal de máxima seguridad Allan Polunsky. Antes, había estado en Huntsville. Siempre en el "corredor de la muerte".
El 25 de noviembre de 1995, Saldaño y su amigo mexicano Jorge Chávez, borrachos, entraron a un negocio de las afueras de Dallas y salieron encañonando a Paul King, un vendedor de computadoras. Testigos los vieron meterse con él en un bosque y volver solos. El cuerpo de King fue hallado con cinco tiros.
Cuando lo detuvieron, Saldaño tenía el reloj de King en la muñeca y el arma en el bolsillo. Lo juzgaron en julio de 1996 y lo sentenciaron a muerte. Para el fallo se utilizó un protocolo de 28 preguntas para medir el grado de peligrosidad. Vega planteó que tres eran "discriminatorias": sexo (hombres más peligrosos que las mujeres), edad (a más juventud, más alerta) y raza (los latinos y los negros eran peor vistos que los blancos).
Vega llevó su posición a la CIDH en 2000. Dos años después, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró nula la condena por "discriminatoria". Ese fallo implicó que el protocolo dejara de usarse.
"Es un logro de todo este proceso", dijo a LA NACION Vega, que fue diputado nacional por la Coalición Cívica entre 2007 y 2011. De los 3300 condenados en los EE.UU., Saldaño es el único que tiene una declaración de nulidad de la Corte: "Nunca pedimos que se lo considerara inocente ni la ilegalidad de la pena de muerte; dijimos que el sistema judicial más garantista del mundo discrimina por la raza", explicó el abogado.
Aunque los Estados Unidos tienen varias denuncias ante la CIDH (incluidas las de violaciones de los derechos humanos en Guantánamo), en la única en que los equipos del Departamento de Estado comparecen es en la de Saldaño. Ya hubo unas ocho audiencias.
PEDIDOS DE TERMINAR
Lo volvieron a juzgar en 2004 y nuevamente lo condenaron. Para Vega fue un proceso contra un "loco, producto del «corredor de la muerte»". Tres años después, la Cámara de Apelaciones de Texas rechazó un último pedido de nulidad.
En varias cartas, Saldaño les pidió a su madre y a sus abogados que no apelaran más, que abandonaran el proceso. De los 19 años que lleva preso, pasó apenas unos meses fuera del "corredor de la muerte". Estudios científicos internacionales plantean que después de cuatro años en esa situación los daños en la salud mental son graves.
En términos de la Convención Internacional de Derechos Humanos, la celda de tres por tres que ocupa Saldaño es "trato inhumano y degradante".
Por las cartas que recibe, Lidia cuenta que su hijo está "fuera de la realidad". Una de las hermanas de Víctor lo visitó el año pasado. "Tal vez para conformarme, me dijo que estaba mejor -agrega-. No sé, depende de la medicación. No se mueve, a veces escucha radio o lee algo que le manda el consulado argentino."
Lidia explicó que está "vieja y cansada", que las fuerzas "no le dan". Por eso no quiere fotos. No sabe si volverá a viajar: "No es resignación, son mi salud y el cansancio. Pero hay que hacer lo que se debe, hay que pedir que dejen de hacer lo que está mal", sostuvo ante LA NACION.
El pedido ante la CIDH incluye, además de la condena a los Estados Unidos, que a Saldaño se lo mande de inmediato a una cárcel común. Después se avanzará con reclamar la nulidad de la segunda condena y su liberación, "ya que aun siendo culpable, pagó" su pena.
Desde que está en el "corredor de la muerte", ni su madre ni sus tres hermanos pudieron volver a tener contacto físico con él ni mandarle nada. Los primeros tres años, comenta Lidia, le enviaban dinero, ropa y libros: "Todo volvía y no sabíamos por qué. Después nos explicaron que no podía recibir nada".
Ella y Vega valoran la intención del Papa de incluir el tema Saldaño en su agenda. "Sería un llamado de atención muy fuerte sobre el sistema judicial norteamericano", resumió el abogado.
CÓRDOBA.- El 23 de septiembre, cuando el papa Francisco se reúna con el presidente Barack Obama en Washington, podría poner sobre la mesa de temas por tratar el de Víctor Saldaño, el argentino condenado a muerte en Texas que espera desde hace 19 años en el "corredor de la muerte".
Desde el punto de vista jurídico, lo que corresponde es una acción ante el estado de Texas, pero la familia del cordobés y sus abogados admiten el valor político del gesto del Pontífice. Además, hace dos semanas, la cancillería argentina acompañó por primera vez jurídicamente el pedido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de una condena a los Estados Unidos por la discriminación racial de su sistema judicial. La nota lleva la firma del vicecanciller Eduardo Zuain.
Lidia Guerrero, madre de Saldaño, confirmó a LA NACION ambas novedades, acompañada por su asesor, el abogado Juan Carlos Vega. Ambos se reunieron con Francisco hace más de un año; afirman que desde el Vaticano les ratificaron que "hay altas probabilidades" de que el caso integre la agenda del Papa en su encuentro con Obama.
Fuentes del Vaticano consultadas por LA NACION dijeron que como el caso Saldaño tiene que ver con Texas, lo más apropiado sería una intervención ante ese estado y no ante el presidente de los Estados Unidos. Recordaron que "desde siempre" se oponen a la pena de muerte y que suelen hacer pedidos de clemencia en todos los casos de condenados ante las autoridades competentes.
En la Cancillería -que hasta ahora siempre había acompañado "humanitariamente" (costeando pasajes a la madre)-, le advirtieron a Lidia que un apoyo "directo y jurídico" podría acelerar la ejecución.
"Nadie lo puede saber; hay que hacer lo que se debe y no estar atemorizados. A mi hijo lo matan todos los días", fue la respuesta de la mujer ante Zuain. Lo repitió ante LA NACION. Hace tres años, vio a Víctor por última vez en la prisión estatal de máxima seguridad Allan Polunsky. Antes, había estado en Huntsville. Siempre en el "corredor de la muerte".
El 25 de noviembre de 1995, Saldaño y su amigo mexicano Jorge Chávez, borrachos, entraron a un negocio de las afueras de Dallas y salieron encañonando a Paul King, un vendedor de computadoras. Testigos los vieron meterse con él en un bosque y volver solos. El cuerpo de King fue hallado con cinco tiros.
Cuando lo detuvieron, Saldaño tenía el reloj de King en la muñeca y el arma en el bolsillo. Lo juzgaron en julio de 1996 y lo sentenciaron a muerte. Para el fallo se utilizó un protocolo de 28 preguntas para medir el grado de peligrosidad. Vega planteó que tres eran "discriminatorias": sexo (hombres más peligrosos que las mujeres), edad (a más juventud, más alerta) y raza (los latinos y los negros eran peor vistos que los blancos).
Vega llevó su posición a la CIDH en 2000. Dos años después, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró nula la condena por "discriminatoria". Ese fallo implicó que el protocolo dejara de usarse.
"Es un logro de todo este proceso", dijo a LA NACION Vega, que fue diputado nacional por la Coalición Cívica entre 2007 y 2011. De los 3300 condenados en los EE.UU., Saldaño es el único que tiene una declaración de nulidad de la Corte: "Nunca pedimos que se lo considerara inocente ni la ilegalidad de la pena de muerte; dijimos que el sistema judicial más garantista del mundo discrimina por la raza", explicó el abogado.
Aunque los Estados Unidos tienen varias denuncias ante la CIDH (incluidas las de violaciones de los derechos humanos en Guantánamo), en la única en que los equipos del Departamento de Estado comparecen es en la de Saldaño. Ya hubo unas ocho audiencias.
PEDIDOS DE TERMINAR
Lo volvieron a juzgar en 2004 y nuevamente lo condenaron. Para Vega fue un proceso contra un "loco, producto del «corredor de la muerte»". Tres años después, la Cámara de Apelaciones de Texas rechazó un último pedido de nulidad.
En varias cartas, Saldaño les pidió a su madre y a sus abogados que no apelaran más, que abandonaran el proceso. De los 19 años que lleva preso, pasó apenas unos meses fuera del "corredor de la muerte". Estudios científicos internacionales plantean que después de cuatro años en esa situación los daños en la salud mental son graves.
En términos de la Convención Internacional de Derechos Humanos, la celda de tres por tres que ocupa Saldaño es "trato inhumano y degradante".
Por las cartas que recibe, Lidia cuenta que su hijo está "fuera de la realidad". Una de las hermanas de Víctor lo visitó el año pasado. "Tal vez para conformarme, me dijo que estaba mejor -agrega-. No sé, depende de la medicación. No se mueve, a veces escucha radio o lee algo que le manda el consulado argentino."
Lidia explicó que está "vieja y cansada", que las fuerzas "no le dan". Por eso no quiere fotos. No sabe si volverá a viajar: "No es resignación, son mi salud y el cansancio. Pero hay que hacer lo que se debe, hay que pedir que dejen de hacer lo que está mal", sostuvo ante LA NACION.
El pedido ante la CIDH incluye, además de la condena a los Estados Unidos, que a Saldaño se lo mande de inmediato a una cárcel común. Después se avanzará con reclamar la nulidad de la segunda condena y su liberación, "ya que aun siendo culpable, pagó" su pena.
Desde que está en el "corredor de la muerte", ni su madre ni sus tres hermanos pudieron volver a tener contacto físico con él ni mandarle nada. Los primeros tres años, comenta Lidia, le enviaban dinero, ropa y libros: "Todo volvía y no sabíamos por qué. Después nos explicaron que no podía recibir nada".
Ella y Vega valoran la intención del Papa de incluir el tema Saldaño en su agenda. "Sería un llamado de atención muy fuerte sobre el sistema judicial norteamericano", resumió el abogado.
A LA ESPERA DE LA DECISIÓN FINAL
Víctor Saldaño
Condenado a muerte
Profesión: ninguna
Edad: 43 años
Origen: Argentina
Saldaño se fue de Córdoba a los 18 años. Viajó a Brasil a buscar a su padre, que había formado allí otra familia. Estuvo un tiempo con él y siguió viaje. Nunca, hasta el asesinato de Paul King, había tenido problemas con la policía
Pasó los últimos 19 años en el "corredor de la muerte" en dos cárceles de Texas. En ese Estado, desde 1976 fueron ejecutadas 515 personas. En ese mismo lapso, 144 presos fueron liberados del "corredor de la muerte" porque no eran culpables
Hace cuatro meses se estrenó Saldaño, un sueño dorado, un documental del periodista Raúl Viarruel que cuenta el derrotero judicial del cordobés. En una carta desde la cárcel, Víctor dijo que le parecía "bien" que se hiciera ese film
Víctor Saldaño
Condenado a muerte
Profesión: ninguna
Edad: 43 años
Origen: Argentina
Saldaño se fue de Córdoba a los 18 años. Viajó a Brasil a buscar a su padre, que había formado allí otra familia. Estuvo un tiempo con él y siguió viaje. Nunca, hasta el asesinato de Paul King, había tenido problemas con la policía
Pasó los últimos 19 años en el "corredor de la muerte" en dos cárceles de Texas. En ese Estado, desde 1976 fueron ejecutadas 515 personas. En ese mismo lapso, 144 presos fueron liberados del "corredor de la muerte" porque no eran culpables
Hace cuatro meses se estrenó Saldaño, un sueño dorado, un documental del periodista Raúl Viarruel que cuenta el derrotero judicial del cordobés. En una carta desde la cárcel, Víctor dijo que le parecía "bien" que se hiciera ese film
Comentarios
Publicar un comentario