Desde la época de los acueductos romanos en Europa, todas las grandes naciones se han dedicado a construir una infraestructura global, "y ahora es el turno de China", opina el periodista Steve LeVine.
Las ambiciones de China en el ámbito de las infraestructuras se suelen considerar como piezas inconexas. Pero en realidad, la suma de estas piezas representa "todo un entramado de infraestructuras que se materializan en todo el mundo", escribe el periodista en un artículo para el portal Quartz.
Si sumamos a esto las ambiciosas actividades de las empresas chinas en el mundo, veremos como se está formando "el imperio comercial global más extenso de la historia", agrega.
LeVine enumera varios componentes de este imperio que ya existen o existirán en un futuro próximo.
El primero de ellos es "la ruta de la seda reinventada", anunciada en septiembre de 2013 por el líder chino, Xi Jinping, durante su visita a la capital de Kazajistán, Astaná, un proyecto que el autor del artículo califica de "audaz en sus dimensiones".
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El periodista hace hincapié en que para realizarlo, China "no necesita construir miles de kilómetros de ferrocarriles y otras instalaciones", ya que gran parte de la infraestructura ya existe, y "el secreto consiste en vincularlo todo".
Otro ejemplo del gran proyecto es el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, con 57 miembros fundadores. "Los proyectos apoyados por el banco están destinados a ser positivos para el país en el que se construyen, pero dada la enorme influencia de China en la institución, seguramente incluirán algo que encaje en su gran esquema de la infraestructura mundial", explica el experto.
Al mismo tiempo, Pekín está expandiendo su influencia en América Latina, con una inversión de unos 250.000 millones de dólares durante la última década, y en África, con numerosos proyectos terrestres y marinos e inversiones en los recursos naturales del continente.
El nuevo "imperio chino" también está involucrando a sus vecinos y a naciones más lejanas del Pacífico, señala el autor, que cita proyectos de Pekín en países como Fiyi, Samoa, Tonga o Vanuatu.
Asimismo, se refuerza la relación con países de Asia Central como Turkmenistán, Kazajistán o Uzbekistán, sobre todo en materia de petróleo y gas natural.
El periodista destaca también el acercamiento entre Rusia y China, cuya pieza central son dos gasoductos "a través de los cuales fluiría una quinta parte de las importaciones de gas de China".
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Finalmente, no hay que olvidar las "ambiciones polares" de China, recuerda el autor de la publicación.
Todo ello no significa que las ambiciones de China sean amenazantes o perniciosas, pero sí que "son sinocéntricas", concluye el periodista.
Fuente: RT.
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