Hace cinco años, murió asesinado el exdictador libio Muamar al Gadafi. Hoy día, el país árabe está desmoronado y ha desestabilizado la región.
A principios de la semana, aviones de combate estadounidenses lanzaron 30 ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico en la ciudad libia de Sirte, que desde hace cerca de un año y medio es el feudo de la milicia yihadista en Libia. El hecho de que cinco años después del derrocamiento de Al Gadafi cazas estadounidenses estén combatiendo a una milicia terrorista demuestra que la intervención de la OTAN en el país norteafricano no tuvo el resultado que habían imaginado sobre todo París, Washington y Londres.
El exdictador libio Muamar al Gadafi.
La esperanza de que el fin del régimen de Muamar al Gadafi impulsara la construcción de una sociedad libia democrática, libre y abierta no se hizo realidad. Al contrario: el país se está hundiendo en el caos. Varios gobiernos luchan por el poder. Cientos de grupos armados operan en el país, y el tráfico –ya sea de armas, drogas o personas– es uno de los pocos sectores en auge. El colapso del Estado ha convertido a Libia en uno de los principales países de tránsito para los refugiados que se dirigen a Europa.
Mattia Toaldo, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés), asegura que la situación económica y de seguridad ha empeorado notablemente tras el derrocamiento de Al Gadafi: "A cada rato se va la luz. Tan solo en septiembre se registraron 109 secuestros en Trípoli. Escasea el dinero en efectivo”, cuenta en entrevista con DW.
La exportación de armas y violencia
El exembajador alemán en Libia Christian Much opina que, en 2011, todos los implicados, tanto los libios como la comunidad internacional, subestimaron la situación. Más tarde, la fuerte concentración local de los intereses de poder fue un importante obstáculo para el desarrollo de Libia. Según Much, un elemento decisivo habría sido la falta de un nuevo ejército nacional en 2011. Como consecuencia, las milicias existentes y las estructuras locales ganaron en importancia.
Libia se ha convertido en uno de los principales países de tránsito de refugiados.
Las consecuencias del colapso del Estado libio se hacen visibles más allá de las fronteras del país. Tras el derrocamiento de Al Gadafi, los rebeldes saquearon los arsenales de armas del ejército. El experto Mattia Toaldo explica que el desvío de armas de Libia a Mali ha sido una de las razones del conflicto en este último país africano. Asimismo, la semana pasada, el presidente de Chad, Idriss Déby, hizo hincapié en que las armas que usa la milicia terrorista Boko Haram en Nigeria también proceden de Libia.
La intromisión extranjera atiza la división
Después de 2011, sobre todo la intromisión extranjera atizó el conflicto libio. Diferentes milicias recibieron dinero y armas de distintos países: Qatar y Turquía apoyaron sobre todo a las milicias en el este. Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita fomentaron a grupos armados en el oeste. En opinión de Toaldo, esta intromisión extranjera es una de las razones principales por las que Libia se hundió en la anarquía.
El 19 de marzo de 2011, comenzó la intervención militar en Libia. Durante siete meses, la OTAN apoyó a los rebeldes, combatiendo desde el aire a las fuerzas del gobierno. El Consejo Nacional de Transición de Libia estima que el conflicto cobró la vida de unas 30.000 personas. Alemania participó en la misión internacional con aviones de reconocimiento (AWACS) y unidades de la marina para impedir suministros de armas.
Autor: Matthias von Hein
A principios de la semana, aviones de combate estadounidenses lanzaron 30 ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico en la ciudad libia de Sirte, que desde hace cerca de un año y medio es el feudo de la milicia yihadista en Libia. El hecho de que cinco años después del derrocamiento de Al Gadafi cazas estadounidenses estén combatiendo a una milicia terrorista demuestra que la intervención de la OTAN en el país norteafricano no tuvo el resultado que habían imaginado sobre todo París, Washington y Londres.
El exdictador libio Muamar al Gadafi.
La esperanza de que el fin del régimen de Muamar al Gadafi impulsara la construcción de una sociedad libia democrática, libre y abierta no se hizo realidad. Al contrario: el país se está hundiendo en el caos. Varios gobiernos luchan por el poder. Cientos de grupos armados operan en el país, y el tráfico –ya sea de armas, drogas o personas– es uno de los pocos sectores en auge. El colapso del Estado ha convertido a Libia en uno de los principales países de tránsito para los refugiados que se dirigen a Europa.
Mattia Toaldo, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés), asegura que la situación económica y de seguridad ha empeorado notablemente tras el derrocamiento de Al Gadafi: "A cada rato se va la luz. Tan solo en septiembre se registraron 109 secuestros en Trípoli. Escasea el dinero en efectivo”, cuenta en entrevista con DW.
La exportación de armas y violencia
El exembajador alemán en Libia Christian Much opina que, en 2011, todos los implicados, tanto los libios como la comunidad internacional, subestimaron la situación. Más tarde, la fuerte concentración local de los intereses de poder fue un importante obstáculo para el desarrollo de Libia. Según Much, un elemento decisivo habría sido la falta de un nuevo ejército nacional en 2011. Como consecuencia, las milicias existentes y las estructuras locales ganaron en importancia.
Libia se ha convertido en uno de los principales países de tránsito de refugiados.
Las consecuencias del colapso del Estado libio se hacen visibles más allá de las fronteras del país. Tras el derrocamiento de Al Gadafi, los rebeldes saquearon los arsenales de armas del ejército. El experto Mattia Toaldo explica que el desvío de armas de Libia a Mali ha sido una de las razones del conflicto en este último país africano. Asimismo, la semana pasada, el presidente de Chad, Idriss Déby, hizo hincapié en que las armas que usa la milicia terrorista Boko Haram en Nigeria también proceden de Libia.
La intromisión extranjera atiza la división
Después de 2011, sobre todo la intromisión extranjera atizó el conflicto libio. Diferentes milicias recibieron dinero y armas de distintos países: Qatar y Turquía apoyaron sobre todo a las milicias en el este. Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita fomentaron a grupos armados en el oeste. En opinión de Toaldo, esta intromisión extranjera es una de las razones principales por las que Libia se hundió en la anarquía.
El 19 de marzo de 2011, comenzó la intervención militar en Libia. Durante siete meses, la OTAN apoyó a los rebeldes, combatiendo desde el aire a las fuerzas del gobierno. El Consejo Nacional de Transición de Libia estima que el conflicto cobró la vida de unas 30.000 personas. Alemania participó en la misión internacional con aviones de reconocimiento (AWACS) y unidades de la marina para impedir suministros de armas.
Autor: Matthias von Hein
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