Fuente: DW.
Victoria Coronel y Tania Alfonso
Victoria Coronel y Tania Alfonso
La lucha de las hermanas Mirabal contra la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana durante los años cincuenta, superó las fronteras de su país natal, convirtiendo a las hermanas en símbolos mundiales de la libertad y referentes de la lucha feminista en América Latina.
“En esta casa Trujillo es el jefe” era una de las tantas excentricidades obligatorias de la cultura dominicana durante el régimen y pocas eran las casas que se animaban a mantener sus paredes limpias de dicho letrero: una de ellas fue la casa en donde se criaron las hermanas.
Patria Mirabal, la hermana mayor (1924), era de temperamento cálido, muy hogareña, religiosa protectora de su familia. Minerva (1926) era de las hermanas la más excéntrica, intelectual y lideresa nata. María Teresa (1935), la niña mimada de la familia creció siguiéndole los paso a su hermana Minerva. Adela (1925), más conocida como Dedé, la única sobreviviente de las hermanas Mirabal, se mantuvo al margen del movimiento clandestino fundado por sus hermanas para derrocar a Trujillo.
Conocidas entre los movimientos clandestinos como “Las Mariposas”, las Mirabal mantenían su imagen pública de amas de casa tradicionales mientras que de noche su hogar se convertía en lugar de reunión para idear planes, armar explosivos y organizar la resistencia.
“Tengo dos problemas, la Iglesia católica y las Mirabal” supo sentenciar Trujillo. El movimiento fue descubierto, Maria Teresa y Minerva fueron encarceladas pero a diferencia de sus esposos, ellas fueron liberadas al tiempo. Se cree que la tensión internacional fue lo que demoró los asesinatos por parte del régimen y llevó a que el dictador quisiera cometerlos de forma encubierta.
Antes de ser emboscadas, las tres hermanas volvían en su coche de visitar a sus maridos, ya existían los rumores de que Trujillo las quería muertas. "Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte" respondía Minerva a aquellas sospechas. Fue el 25 de noviembre de 1960 que encontraron muertas a las tres hermanas y su chofer. Serían halladas más tarde dentro del auto, tirado por un acantilado a la madrugada. Cinco hombres fueron enviados para asesinarlas brutalmente a golpes, para estrangularlas con el fin de callar sus voces.
Eco se hizo de aquel día y de aquella frase de Minerva, tanto así, que al tiempo el general fue ultimado. “Las Mariposas”, pasaron a ser heroínas y leyenda, símbolo de lucha, referentes femeninas. Sus brazos, como lo advirtió Minerva, salieron de sus tumbas y siguieron luchando, sacudiendo, peleando por lo que creían justo. Ayudando a que cada vez más compañeras y compañeros se unieran a la causa.
En 1981, en el “I Encuentro Feminista Latinoamericano”, que se desarrolló en Colombia, se declaró el 25 de Noviembre como “Día Internacional de la Lucha en favor de la No Violencia contra la Mujer”. Años después, en 1999, es pronunciado por la ONU como: “Día Internacional de la no violencia hacia las mujeres”. Fecha que se conmemora hasta el día de hoy.
Como las hermanas Mirabal, nos encontramos luchando. Tal vez ya no contra dictadores, pero sí contra Trujillos domésticos que asesinan dentro de los límites de su casa, amparados por un sistema patriarcal, en el cual la mujer es disminuida, maltratada, opacada y no tenida en cuenta. En el cual la mujer que sufre violencia, del tipo que sea, no tiene respaldo y no es escuchada. Porque las instituciones no nos apoyan, porque el sistema no nos defiende, porque a la sociedad le falta un largo camino para colocarnos en un lugar de igualdad. Seguimos luchando también contra aquellos Trujillos imaginarios, que imponen su jefatura en casas ajenas, amparados en este sistema de dominación captalista.
Las mujeres seguimos de pie, saliendo a las calles, para que cada vez sean menos los casos de violencia, para concientizar a nuestras compañeras, para pelear por los derechos de todas las mujeres. Seguimos vivas y más unidas que nunca, como las hermanas Mirabal dentro de nosotras, porque ¡ser Minervas es una elección!
Patria Mirabal, la hermana mayor (1924), era de temperamento cálido, muy hogareña, religiosa protectora de su familia. Minerva (1926) era de las hermanas la más excéntrica, intelectual y lideresa nata. María Teresa (1935), la niña mimada de la familia creció siguiéndole los paso a su hermana Minerva. Adela (1925), más conocida como Dedé, la única sobreviviente de las hermanas Mirabal, se mantuvo al margen del movimiento clandestino fundado por sus hermanas para derrocar a Trujillo.
Conocidas entre los movimientos clandestinos como “Las Mariposas”, las Mirabal mantenían su imagen pública de amas de casa tradicionales mientras que de noche su hogar se convertía en lugar de reunión para idear planes, armar explosivos y organizar la resistencia.
“Tengo dos problemas, la Iglesia católica y las Mirabal” supo sentenciar Trujillo. El movimiento fue descubierto, Maria Teresa y Minerva fueron encarceladas pero a diferencia de sus esposos, ellas fueron liberadas al tiempo. Se cree que la tensión internacional fue lo que demoró los asesinatos por parte del régimen y llevó a que el dictador quisiera cometerlos de forma encubierta.
Antes de ser emboscadas, las tres hermanas volvían en su coche de visitar a sus maridos, ya existían los rumores de que Trujillo las quería muertas. "Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte" respondía Minerva a aquellas sospechas. Fue el 25 de noviembre de 1960 que encontraron muertas a las tres hermanas y su chofer. Serían halladas más tarde dentro del auto, tirado por un acantilado a la madrugada. Cinco hombres fueron enviados para asesinarlas brutalmente a golpes, para estrangularlas con el fin de callar sus voces.
Eco se hizo de aquel día y de aquella frase de Minerva, tanto así, que al tiempo el general fue ultimado. “Las Mariposas”, pasaron a ser heroínas y leyenda, símbolo de lucha, referentes femeninas. Sus brazos, como lo advirtió Minerva, salieron de sus tumbas y siguieron luchando, sacudiendo, peleando por lo que creían justo. Ayudando a que cada vez más compañeras y compañeros se unieran a la causa.
En 1981, en el “I Encuentro Feminista Latinoamericano”, que se desarrolló en Colombia, se declaró el 25 de Noviembre como “Día Internacional de la Lucha en favor de la No Violencia contra la Mujer”. Años después, en 1999, es pronunciado por la ONU como: “Día Internacional de la no violencia hacia las mujeres”. Fecha que se conmemora hasta el día de hoy.
Como las hermanas Mirabal, nos encontramos luchando. Tal vez ya no contra dictadores, pero sí contra Trujillos domésticos que asesinan dentro de los límites de su casa, amparados por un sistema patriarcal, en el cual la mujer es disminuida, maltratada, opacada y no tenida en cuenta. En el cual la mujer que sufre violencia, del tipo que sea, no tiene respaldo y no es escuchada. Porque las instituciones no nos apoyan, porque el sistema no nos defiende, porque a la sociedad le falta un largo camino para colocarnos en un lugar de igualdad. Seguimos luchando también contra aquellos Trujillos imaginarios, que imponen su jefatura en casas ajenas, amparados en este sistema de dominación captalista.
Las mujeres seguimos de pie, saliendo a las calles, para que cada vez sean menos los casos de violencia, para concientizar a nuestras compañeras, para pelear por los derechos de todas las mujeres. Seguimos vivas y más unidas que nunca, como las hermanas Mirabal dentro de nosotras, porque ¡ser Minervas es una elección!
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