Fuente: El País.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha dado este domingo por la noche un ultimátum a las FARC para avanzar en elproceso de paz. Por primera vez en casi tres años de negociaciones ha puesto un plazo límite para decidir si sigue o no adelante con el diálogo con la guerrilla. Será dentro de cuatro meses, el tiempo que ambas partes se han otorgado para evaluar los resultados del desescalamiento del conflicto acordado horas antes de la intervención del mandatario. “Dependiendo de si las FARC cumplen, tomaré la decisión de si seguimos con el proceso o no”, ha sentenciado Santos.
“Hay que comenzar ya a frenar las muertes, la destrucción y el dolor que deja cada día este enfrentamiento absurdo”, ha continuado el presidente colombiano. Ante el desplome del respaldo al proceso en la opinión pública, y en vistas de la oleada de ataques de las FARC –junio fue el mes más violento desde que se iniciaron las negociaciones-, el Gobierno se ha visto obligado a cambiar el discurso y ha urgido la necesidad de una solución rápida. “El proceso está llegando a su fin, por bien o por mal. Es posible que un día de estos las FARC no nos encuentren en la mesa de La Habana, dijo el jefe negociador, Humberto de la Calle el domingo pasado. “La paciencia se agota”, ha insistido durante toda la semana Santos, quien hoy ha querido ser más positivo: “Con estos nuevos avances, por fin veo clara la luz al final del túnel. Y esto me llena de confianza y esperanza”.
Esos pasos adelante a los que se refiere Santos son los acordados por los representantes del Gobierno y la guerrilla en La Habana, donde se desarrollan las negociaciones. Ambas partes aseguraron que agilizarán las negociaciones para poner fin a un conflicto de más de 50 años y con cerca de siete millones de víctimas y afirmaron que van a “acordar sin demoras” los términos para alcanzar un cese al fuego bilateral y definitivo incluso antes de la firma de la paz, como estaba estipulado en un principio. Este contaría con la participación de un delegado de la ONU y otro de Uruguay, que ocupa la presidencia temporal de Unasur.
Además, el Gobierno, como respuesta al gesto de las FARC de decretar un cese unilateral del fuego, aseguró que adoptará medidas para rebajar la intensidad del conflicto, que serán efectivas, al que igual que las de la guerrilla, a partir del 20 de julio. Pese a que las FARC dijeron que la tregua será de un mes, la han extendido durante cuatro. “Si ellos suspenden su ofensiva contra el país, nosotros también procederemos a desescalar las acciones militares”, ha afirmado Santos, quien no aclaró en qué consistirán esas medidas.
“Nuestras fuerzas armadas están listas para un gradual desescalamiento, si las FARC cumplen. Si no cumplen, estarán listas para enfrentarlas, con la determinación y contundencia con que siempre lo han hecho”, advirtió también Santos, en línea con las palabras de Humberto de la Calle horas antes. “No vamos a repetir experiencias fallidas. No vamos simplemente a paralizar la acción de la fuerza pública por la simple ilusión, que puede resultar frustrada, de lograr un acuerdo”, recalcó el jefe negociador. Tras la última tregua de las FARC, que duró cinco meses, el Gobierno decidió en marzo suspender los bombardeos contra la guerrilla, decisión que levantó tras la muerte de 11 militares en abril.
Con avances en el apartado de reparación de víctimas, aún por concretar, Santos admitió que el punto decisivo en la negociación será el de la justicia, en el que apenas se han logrado resultados. “Lo que falta es el tema más complejo, que es el de cómo lograr el máximo de justicia que nos permita la paz. Este es el punto que va a definir si hay o no paz, y tenemos que superarlo. Ese es el reto. Si llegamos a un acuerdo sobre ese aspecto de la justicia, podremos decir, sin lugar a dudas, que estamos al otro lado”, ha enfatizado Santos.
Para avanzar en alcanzar un cese al fuego bilateral, y agilizar el proceso, los negociadores cambiarán la metodología de trabajo y abordarán de forma simultánea los temas referidos a la reparación de víctimas y la justicia. Mientras tanto, se buscará un cese al fuego definitivo de la violencia, verificado por la ONU y un delegado de “con el fin de que contribuya a poner en marcha la discusión sobre el sistema de monitoreo y verificación y a preparar desde ahora su implementación, sin perjuicio de la decisión de las delegaciones sobre la participación en el futuro, en el sistema de monitoreo y verificación, de otras organizaciones o países”.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha dado este domingo por la noche un ultimátum a las FARC para avanzar en elproceso de paz. Por primera vez en casi tres años de negociaciones ha puesto un plazo límite para decidir si sigue o no adelante con el diálogo con la guerrilla. Será dentro de cuatro meses, el tiempo que ambas partes se han otorgado para evaluar los resultados del desescalamiento del conflicto acordado horas antes de la intervención del mandatario. “Dependiendo de si las FARC cumplen, tomaré la decisión de si seguimos con el proceso o no”, ha sentenciado Santos.
“Hay que comenzar ya a frenar las muertes, la destrucción y el dolor que deja cada día este enfrentamiento absurdo”, ha continuado el presidente colombiano. Ante el desplome del respaldo al proceso en la opinión pública, y en vistas de la oleada de ataques de las FARC –junio fue el mes más violento desde que se iniciaron las negociaciones-, el Gobierno se ha visto obligado a cambiar el discurso y ha urgido la necesidad de una solución rápida. “El proceso está llegando a su fin, por bien o por mal. Es posible que un día de estos las FARC no nos encuentren en la mesa de La Habana, dijo el jefe negociador, Humberto de la Calle el domingo pasado. “La paciencia se agota”, ha insistido durante toda la semana Santos, quien hoy ha querido ser más positivo: “Con estos nuevos avances, por fin veo clara la luz al final del túnel. Y esto me llena de confianza y esperanza”.
Esos pasos adelante a los que se refiere Santos son los acordados por los representantes del Gobierno y la guerrilla en La Habana, donde se desarrollan las negociaciones. Ambas partes aseguraron que agilizarán las negociaciones para poner fin a un conflicto de más de 50 años y con cerca de siete millones de víctimas y afirmaron que van a “acordar sin demoras” los términos para alcanzar un cese al fuego bilateral y definitivo incluso antes de la firma de la paz, como estaba estipulado en un principio. Este contaría con la participación de un delegado de la ONU y otro de Uruguay, que ocupa la presidencia temporal de Unasur.
Además, el Gobierno, como respuesta al gesto de las FARC de decretar un cese unilateral del fuego, aseguró que adoptará medidas para rebajar la intensidad del conflicto, que serán efectivas, al que igual que las de la guerrilla, a partir del 20 de julio. Pese a que las FARC dijeron que la tregua será de un mes, la han extendido durante cuatro. “Si ellos suspenden su ofensiva contra el país, nosotros también procederemos a desescalar las acciones militares”, ha afirmado Santos, quien no aclaró en qué consistirán esas medidas.
“Nuestras fuerzas armadas están listas para un gradual desescalamiento, si las FARC cumplen. Si no cumplen, estarán listas para enfrentarlas, con la determinación y contundencia con que siempre lo han hecho”, advirtió también Santos, en línea con las palabras de Humberto de la Calle horas antes. “No vamos a repetir experiencias fallidas. No vamos simplemente a paralizar la acción de la fuerza pública por la simple ilusión, que puede resultar frustrada, de lograr un acuerdo”, recalcó el jefe negociador. Tras la última tregua de las FARC, que duró cinco meses, el Gobierno decidió en marzo suspender los bombardeos contra la guerrilla, decisión que levantó tras la muerte de 11 militares en abril.
Con avances en el apartado de reparación de víctimas, aún por concretar, Santos admitió que el punto decisivo en la negociación será el de la justicia, en el que apenas se han logrado resultados. “Lo que falta es el tema más complejo, que es el de cómo lograr el máximo de justicia que nos permita la paz. Este es el punto que va a definir si hay o no paz, y tenemos que superarlo. Ese es el reto. Si llegamos a un acuerdo sobre ese aspecto de la justicia, podremos decir, sin lugar a dudas, que estamos al otro lado”, ha enfatizado Santos.
Para avanzar en alcanzar un cese al fuego bilateral, y agilizar el proceso, los negociadores cambiarán la metodología de trabajo y abordarán de forma simultánea los temas referidos a la reparación de víctimas y la justicia. Mientras tanto, se buscará un cese al fuego definitivo de la violencia, verificado por la ONU y un delegado de “con el fin de que contribuya a poner en marcha la discusión sobre el sistema de monitoreo y verificación y a preparar desde ahora su implementación, sin perjuicio de la decisión de las delegaciones sobre la participación en el futuro, en el sistema de monitoreo y verificación, de otras organizaciones o países”.
Comentarios
Publicar un comentario