Fuente: DW
“Mientras no existan canales formales, seguirán acudiendo a las redes de tráfico de migrantes para cruzar”, afirma especialista consultado por DW. La UE y la UNODC en Centroamérica quiere aportar a prevenir el fenómeno.
En Managua, esta semana, se encuentran fiscales, autoridades de migración México, los países centroamericanos, la UE y la UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) para generar estándares regionales de capacitación y respuesta penal contra el tráfico de migrantes.
Según cifras de UNODC, el 90% de las personas que intentan entrar irregularmente a Estados Unidos están asistidos por traficantes profesionales; buena parte del lucrativo negocio está en manos de los carteles de la droga. Para hacer frente a este fenómeno, en 2013 la UNODC juntó sus fondos (349.875 euros) con los de la cooperación europea (1.389.935 euros) para un proyecto regional. Profesionalizar los controles en fronteras es parte de los objetivos de este proyecto que se extenderá hasta el 2016.
“El enfoque de la UE en relación al tráfico ilícito de migrantes se aborda desde una perspectiva de promoción y protección de los derechos humanos y se centra en la prevención, el enjuiciamiento de los traficantes, la protección de las víctimas y la cooperación entre los Estados”, afirma Javier Sandomingo, embajador de la UE en América Central.
La UE pone también a disposición la experiencia de instituciones tales como Europol y Frontex.
Emergencia no sólo en la frontera
Los 52 mil menores detenidos en 2014 en la frontera mexicana hicieron evidente un fenómeno que venía gestándose en la violencia de la región en las décadas de los 80, pero que desde 2012 alcanza cifras exponenciales. Así consta en el informe “Dinámicas Migratorias en América Latina y el Caribe”, publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en mayo de 2015.
La alerta levantada en 2014 reforzó la cooperación con las autoridades mexicanas. Entre octubre de 2014 y abril de 2015, México detuvo y devolvió a su país de origen a más centroamericanos (92.889) que Estados Unidos (70.226).
La mayoría de estos provienen de El Salvador, Guatemala y Honduras, de donde salen por, así la OIM, la violencia, la falta de perspectiva y la impunidad frente al crimen organizado.
Otros resultados del control
Paradójicamente, “cuando aumentan los controles fronterizos aumenta la proporción de personas que acude a las redes de tráfico, las tarifas aumentan y se crean rutas mucho más peligrosas”, explica a DW Rodolfo Córdova Alcaraz, coordinador del estudio de la OIM.
“De nada sirve detener y regresarlos porque a fin de cuentas esa gente va a volver a salir y quienes pagan el costo de las políticas restrictivas son las personas que ya salen en muchos casos de condiciones de vulnerabilidad”, dice Córdova Alcaraz.
Según el especialista, de suma importancia es crear canales regulares de movilidad de las personas, “tanto las que van a trabajar como las que están buscando asilo porque están saliendo de sus países de un contexto de violencia y amenaza”. Para comparar: de las 41.920 peticiones de asilo que recibió Estados Unidos en 2014, 49 por ciento fueron aprobadas. De las 1525 que recibió México, sólo 247.
En todo caso, en septiembre se lanza una gran campaña de sensibilización bajo el lema “el tráfico de migrantes: un negocio mortal”.
“Son medidas útiles”, opina al respecto Córdova. “Pero la cooperación queda incompleta mientras no se reactive la economía de las comunidades, no se facilite su acceso a la justicia. Pues mientras la gente tenga que huir de situaciones de vulnerabilidad y no existan los canales formales, las personas seguirán utilizando acudiendo a las redes de tráfico”, concluye.
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