Fuente: La Nación (Argentina).
En la frenética carrera contra el reloj para desbloquear la ayuda que le permitirá hacer frente a sus compromisos, las discusiones entre Grecia y sus acreedores volvieron a fracasar ayer en Bruselas.
En un último intento, los ministros de Finanzas de la zona euro se reunirán mañana, sólo tres días antes de un importante vencimiento para el que no cuenta con fondos para cubrir y que podría dejar a Grecia en default.
La reunión del Eurogrupo, la tercera desde comienzos de semana, volvió a concluir sin el acuerdo que permitiría desbloquear los 7200 millones de euros de ayuda que Atenas necesita imperativamente para reembolsar 1600 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) el martes próximo.Como en ocasiones anteriores, las propuestas sometidas por Atenas a las "instituciones" acreedoras (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI) fueron consideradas insuficientes.
"La puerta sigue abierta para que los representantes griegos aporten nuevas propuestas o acepten lo que está en la mesa", dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, antes de ir a informar a los jefes de Estado y de gobierno que acababan de reunirse a pocos metros de ahí.
A pesar de los ultimátums, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, minimizó el significado del nuevo fracaso. "Las instituciones volverán a examinar ambos documentos, los nuestros y los suyos, habrá discusiones con el gobierno griego y continuaremos hasta que lleguemos a una solución", dijo.
Antes del comienzo de la cumbre europea, la canciller alemana, Angela Merkel, declaró sin embargo que un acuerdo sobre Grecia debe imperativamente concluirse antes de la apertura de los mercados el lunes por la mañana.
Dejando de lado su tono más conciliatorio, la canciller agregó que no aceptará "ningún chantaje griego", según fuentes europeas.
CONTROL DE CAPITALES
En realidad, si no se logra ese acuerdo durante este fin de semana, no habrá tiempo suficiente para que las reformas decididas sean aprobadas por el Parlamento griego y para extender el actual programa de ayuda internacional antes de que expire el martes.
Por otra parte, varios parlamentos de la eurozona, entre ellos el Bundestag alemán, deben aprobar esa prolongación.
Si Grecia no puede cumplir con sus obligaciones, Atenas se verá obligada a adoptar medidas de control de capitales, que abrirían la puerta a una salida forzada de Grecia de la zona euro.
El plan presentado en las últimas horas a los ministros del Eurogrupo por los acreedores para la reunión del sábado parece hacer algunas concesiones a Atenas, pero insiste en la exigencia de obtener recortes en el sistema griego de pensiones, punto central del desacuerdo.
Las llamadas "instituciones" internacionales piden a Atenas que aumente la edad de la jubilación a 67 años en 2022 y anule a fines de 2019 un "bonus de solidaridad" otorgado a los pensionados más pobres.
"La decisión pertenece exclusivamente a las autoridades griegas", volvió a afirmar el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, representante de la posición más dura frente a Atenas.
Más allá de los puntos concretos en discusión, la irritación de acreedores y socios de Atenas proviene de la táctica utilizada hasta ahora por el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
Tras cinco meses de negociaciones con frecuencia muy tensas, la Comisión Europea, el FMI y el BCE habían dado a Tsipras hasta mediados de la mañana de ayer para transmitirles un proyecto de reformas creíble. Precisaron además que, en ausencia de propuestas, ellos someterían su propio texto al Eurogrupo.
Presionada por la situación política interna, Atenas ignoró el ultimátum, explicando que sus propuestas eran las mismas del lunes pasado, modificadas al margen en reuniones posteriores.
Ese documento, según fuentes europeas, prevé el mantenimiento de la excepción del IVA para las islas griegas.
Después de tres horas de reunión y ningún acuerdo, Tsipras salió del edificio de la Comisión sonriendo y levantando el pulgar en señal de triunfo.
RETROCESO
"En ciertas áreas, tenemos la impresión de que hemos retrocedido", advirtió Merkel poco antes de reunirse con los otros 27 líderes europeos en Bruselas.
Para los diplomáticos, la táctica de take it or leave it adoptada por los acreedores traduce la exasperación frente a la negativa del primer ministro griego a hacer alguna concesión sobre los puntos clave: jubilaciones, reforma del mercado de trabajo, salarios y fiscalidad. Syriza, el partido de extrema izquierda de Tsipras, considera esos temas como "líneas rojas".
Los responsables griegos dicen, por su parte, que Atenas hizo concesiones sobre esos puntos y agregan que los acreedores han demostrado que no tienen voluntad de llegar a un acuerdo, modificando abruptamente las estimaciones cifradas de cada medida propuesta.
Mientras tanto, en las capitales europeas aumenta la inquietud en torno a los fondos de urgencia acordados en los últimos días a los bancos griegos por el BCE, a pesar de los altos riesgos de una inminente corrida bancaria en caso de default.
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