Fuente: EFE
El uso de las hierbas como remedio casero se ha transformado con el tiempo y, a pesar de que hasta hace pocas décadas se podían vender en cualquier puesto del mercado o ambulante, en la actualidad las exigencias impuestas para su comercialización y venta ha dejado marginado este producto del campo que antaño se recogía por manojos.
El Ingeniero Técnico Agrícola, Geobiólogo y formador, Jabier Herrero Lamas desarrolla su trabajo desde el proyecto Finca Azaroa, “un lugar donde aprender a cuidarse”, como reza su lema. Desde esta finca, el investigador enseña el aprendizaje de las hierbas. “Pero no nos consideramos productores, ya que trabajamos desde la óptica del autoconsumo y transformamos los excedentes de manera artesanal, intercambiándolos o comercializándolos en circuitos muy locales y directos”.
Herrero Lamas habló con EFEverde para explicar las razones por las que las hierbas que se recogen en la actualidad quedan en manos de unos pocos y en la mayor parte de las ocasiones no pueden salir del ámbito local.
Los problemas comenzaron a llegar hace años cuando desde la Unión Europea comenzaron a limitar su comercialización. Como explicó este ingeniero, “la cuestión se puede resumir en que cuando se especifica la acción terapéutica de las hierbas y los preparados a base de las mismas sólo se pueden vender en farmacias y cuando no se especifica esta acción la venta es más libre”.
Aunque Herreros se lamentó de que “esto es algo que no se cumple en la realidad, sólo hay que darse una vuelta por los mercadillos”.
DE CARÁCTER FUNDAMENTALMENTE DOMÉSTICO
Las primeras reglamentaciones existentes de 1880 permitían la venta libre de las hierbas por yerberos y herbolarios, tanto al por menor como al por mayor. La utilización de las hierbas entonces tenia un carácter fundamentalmente doméstico, donde la tradición cultural tenía gran peso.
Poco a poco esta reglamentación, explicó Herreros, se ha ido haciendo más restrictiva y en la ley del medicamento de 1990 ya se prohíbe la venta libre de las hierbas con carácter farmacológico. “En estos casos la comercialización de las hierbas medicinales pasa por el cumplimiento y realización de exigentes y costosos ensayos de calidad, eficacia y seguridad, así como de ensayos clínicos que resultan difíciles de asumir por parte de pequeños productores y comercializadores”.
El investigador argumentó que “debido a que la frontera entre acción farmacológica y alimentaria de muchas hierbas es difusa, lo que está ocurriendo es que muchas de estas se comercialicen como aditivos alimentarios, especias o condimentos, con unas reglamentaciones menos exigentes”.
Sin embargo, “la aparición en el mercado de nuevas plantas -continuó Herrero- , está determinando la aplicación de la reglamentación de los Nobel Food (la cual se creó para limitar la entrada de transgénicos en la Unión Europea), que también supone costosos trámites para que una hierba pueda ser considerada como un Nuevo Alimento, a no ser que se demuestre que ésta se utilizaba en la Unión Europea con anterioridad al año 1997”.
En 2004, la Unión Europea, argumentó Herrero Landa, abrió un poco el camino a la comercialización de las plantas medicinales cuando existieran pruebas de usos tradicionales. Pero para el investigador, tampoco en la UE se ponen muy de acuerdo “ya que en Alemania, Francia e Italia sí existe una reglamentación específica para las fitomedicinas por parte de las autoridades sanitarias”.
HIERBAS PROHIBIDAS
Sin embargo, en Gran Bretaña y Holanda, estas son consideradas suplementos alimenticios sin indicaciones medicinales, como señaló Herrero. En el estado Español, en 2004, el Ministerio de Sanidad creó una ley por la que prohibía la venta libre y en herbolarios de 197 plantas, “entre las que podemos encontrar hierbas tan conocidas como el romero silvestre”.
El investigador explicó que esta ley fue derogada por sentencia de la sala de lo contencioso y administrativo en junio de 2005. “Sin embargo, la ley del medicamento de 2006 hace referencia a la posibilidad de volver a elaborar una nueva lista, lo que nos dice que la intención restrictiva continúa”.
Para el ingeniero agrícola, “la legislación se centra en quién puede o no puede vender las hierbas, mientras que cuestiones como la producción, la recolección silvestre, el almacenamiento, la manipulación, la conservación, la prescripción y la dispensación de las hierbas no está aún suficientemente legislada”.
Porque una recolección silvestre mal gestionada, según Herrero, (en el estado Español son más de 100.000 las has que se destinan a este fin); o un monocultivo intensivo, (contamos con más de 7.000 has de cultivos de plantas medicinales); “pueden derivar en efectos ambientales negativos sobre la biodiversidad y los suelos”.
El ingeniero agrícola cree “que todas estas exigencias están orientadas a monopolizar el mercado de las hierbas medicinales por parte de las empresas farmacéuticas, lo cual tiene un coste en la eliminación del saber cultural y tradicional del uso de estas plantas, restándole valor a las posibilidades de uso y beneficio por parte de las poblaciones locales en el aprovechamiento de un recurso con valor social, ambiental y económico”.
Por otra parte, la escala pequeña de producción tiene, para Herrero Lamas, un mayor efecto en la conservación del entorno y del patrimonio cultural y ecológico, “así que si habría que legislar para todas las escalas, con condiciones asequibles según aquella en la que nos movamos y no con unos mínimos que sólo pueden alcanzar las grandes empresas (tanto productoras, como comercializadoras y transformadoras)”.
Desde la Finca Azaroa, Jabier Herrero Lamas enseña el reconocimiento, el cultivo, la recolección, la manipulación, el uso y la elaboración de preparados medicinales que puedan utilizarse en el botiquín familiar a partir de las hierbas existentes en el entorno cercano. “Esto atribuye un valor adicional al paisaje que compartimos ayudando a que lo valoremos más y lo cuidemos mejor, ya que ello repercute de forma directa en nuestra salud”
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