La economía de China creció en el primer trimestre solo un 6,7 por ciento con respecto al mismo período del año pasado, según cifras oficiales dadas a conocer hoy en Pekín.
El crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue el más lento de la segunda economía del mundo desde el estallido de la crisis financiera mundial hace siete años.
El aumento del 6,7 por ciento se sitúa dentro de la horquilla prevista por el Gobierno chino para el conjunto de este año, de entre un 6,5 y 7,0 por ciento. El año pasado, el PIB chino se había incrementado en un 6,9 por ciento, el crecimiento más bajo registrado en 25 años.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) corrigió esta semana al alza su previsión de crecimiento para China en 2016, hasta un 6,5 por ciento, dos décimas más que en las previsiones anteriores.
Endeudamiento y débil demanda
En los tres primeros meses de 2016, las inversiones en bienes de equipo, la producción industrial y las ventas del comercio minorista se incrementaron más de lo esperado. Por esta razón, el portavoz del Instituto de Estadísticas de China habló de un "buen comienzo" del año. El crecimiento está cobrando impulso nuevamente, aseguró.
Sin embargo, el aumento del PIB en el primer trimestre fue impulsado en gran medida por la concesión de créditos, lo que plantea nuevas interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento. Tan solo en marzo, el volumen de los créditos concedidos fue 188 billones de yuan (25.000 millones de euros) mayor que en el mismo mes de 2015.
Las inversiones en bienes de equipo aumentaron en los tres primeros meses del año más de lo previsto, un 10,7 por ciento, frente al diez por ciento en el mismo período de 2015. La producción industrial creció un 5,8 por ciento, cuatro décimas más que en el primer trimestre del año pasado.
En opinión del presidente de la Cámara Europea de Comercio en Pekín, Jörg Wuttke, los problemas de largo plazo que aquejan a la economía china siguen sin resolverse. En este sentido mencionó el creciente endeudamiento, los excesos de capacidad productiva, la débil demanda interna y un sector financiero hiperactivo.
"No hay un cambio de tendencia, sino solo un respiro temporal", aseguró Wuttke. Según el analista Christopher Balding, de la HSBC Business School en Shenzen, el constante crecimiento del volumen de créditos concedidos sin un impulso a las reformas necesarias es un problema de largo plazo en China que el Gobierno en Pekín no está atacando.
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