La canciller alemana, Angela Merkel, dio hoy luz verde a la solicitud del Gobierno turco de que sea perseguido penalmente un humorista que recitó en televisión una poesía soez sobre el presidente turco, Erdogan.
¿Qué le espera a Jan Böhmermann?
El humorista alemán Jan Böhmermann quiso ilustrar con su poema el funcionamiento y los límites de la libertad de prensa en Alemania. Los expertos de los ministerios del Exterior, Justicia y de la jefatura de Gobierno analizaron durante cinco días el pedido de Ankara antes de tomar una decisión al respecto.
El caso no tiene antecedentes en Alemania y generó una gran controversia al ser visto como un serio problema para la canciller alemana, Angela Merkel, ya que las dos posibles opciones no estaban exentas de polémica.
Si decidía no atender el pedido, corría el riesgo de que se resintiera la relación con Turquía, una aliada que necesita mientras no hayan condiciones dignas de vida para los sirios en su país y con la que la Unión Europea acaba de firmar un acuerdo para limitar el flujo de refugiados del que se está beneficiando Alemania.
Si, por el contrario, como al final ha sucedido, optaba por solicitar la investigación de la Fiscalía contra el humorista alemán Jan Böhmermann, desataría una ola de indignación en Alemania y dañaría su imagen de adalid de las libertades de prensa, del arte, de las ciencias, de la literatura y de opinión.
Gobierno turco solicitó abrir proceso al humorista
Turquía alegó que el poema de Böhmermann no sólo estaba dirigido contra Erdogan sino contra todo el pueblo turco y solicitó formalmente a Alemania una acción penal contra Böhmermann. Mientras, el propio Erdogan presentó el lunes una demanda personal ante la Fiscalía contra el humorista.
La decisión de hoy da luz verde a la solicitud del Gobierno turco de abrir un proceso contra el humorista, que es independiente del proceso solicitado por Erdogan a nivel personal. Todo comenzó con el descontento de Turquía por un programa de sátira política, el "extra 3", que se emite en la televisora pública NDR, que había difundido un rap fustigando la gestión de Erdogan.
Humor satírico para marcar diferencias
Como reacción a las críticas turcas, Böhmermann leyó un poema titulado "Crítica difamatoria" el 31 de marzo en su show televisivo de sátira "Neo Magazin Royale", en la cadena pública ZDF. El cómico de 35 años, un personaje conocido en Alemania, ofendió de forma deliberada a Erdogan para explicarle la diferencia de lo que está permitido y lo que está prohibido en Alemania.
Böhmermann aclaró una y otra vez que lo que leía era algo que no estaba permitido y se explayó sobre los recursos que ofrece el Estado de derecho para defenderse de difamaciones, en alusión indirecta a la situación de la prensa en Turquía, donde son juzgados periodistas y los diarios opositores son sometidos al control del Estado.
Jefes de Estado extranjeros, miembros de gobiernos o representantes diplomáticos de otros países gozan según la legislación alemana de la protección de la dignidad estén o no en Alemania. Las ofensas a un jefe de Estado extranjero pueden ser penadas con hasta tres años de cárcel y multas pecuniarias. Las calumnias difamatorias se sancionan con hasta cinco años de prisión.
¿Qué le espera a Jan Böhmermann?
El humorista alemán Jan Böhmermann quiso ilustrar con su poema el funcionamiento y los límites de la libertad de prensa en Alemania. Los expertos de los ministerios del Exterior, Justicia y de la jefatura de Gobierno analizaron durante cinco días el pedido de Ankara antes de tomar una decisión al respecto.
El caso no tiene antecedentes en Alemania y generó una gran controversia al ser visto como un serio problema para la canciller alemana, Angela Merkel, ya que las dos posibles opciones no estaban exentas de polémica.
Si decidía no atender el pedido, corría el riesgo de que se resintiera la relación con Turquía, una aliada que necesita mientras no hayan condiciones dignas de vida para los sirios en su país y con la que la Unión Europea acaba de firmar un acuerdo para limitar el flujo de refugiados del que se está beneficiando Alemania.
Si, por el contrario, como al final ha sucedido, optaba por solicitar la investigación de la Fiscalía contra el humorista alemán Jan Böhmermann, desataría una ola de indignación en Alemania y dañaría su imagen de adalid de las libertades de prensa, del arte, de las ciencias, de la literatura y de opinión.
Gobierno turco solicitó abrir proceso al humorista
Turquía alegó que el poema de Böhmermann no sólo estaba dirigido contra Erdogan sino contra todo el pueblo turco y solicitó formalmente a Alemania una acción penal contra Böhmermann. Mientras, el propio Erdogan presentó el lunes una demanda personal ante la Fiscalía contra el humorista.
La decisión de hoy da luz verde a la solicitud del Gobierno turco de abrir un proceso contra el humorista, que es independiente del proceso solicitado por Erdogan a nivel personal. Todo comenzó con el descontento de Turquía por un programa de sátira política, el "extra 3", que se emite en la televisora pública NDR, que había difundido un rap fustigando la gestión de Erdogan.
Humor satírico para marcar diferencias
Como reacción a las críticas turcas, Böhmermann leyó un poema titulado "Crítica difamatoria" el 31 de marzo en su show televisivo de sátira "Neo Magazin Royale", en la cadena pública ZDF. El cómico de 35 años, un personaje conocido en Alemania, ofendió de forma deliberada a Erdogan para explicarle la diferencia de lo que está permitido y lo que está prohibido en Alemania.
Böhmermann aclaró una y otra vez que lo que leía era algo que no estaba permitido y se explayó sobre los recursos que ofrece el Estado de derecho para defenderse de difamaciones, en alusión indirecta a la situación de la prensa en Turquía, donde son juzgados periodistas y los diarios opositores son sometidos al control del Estado.
Jefes de Estado extranjeros, miembros de gobiernos o representantes diplomáticos de otros países gozan según la legislación alemana de la protección de la dignidad estén o no en Alemania. Las ofensas a un jefe de Estado extranjero pueden ser penadas con hasta tres años de cárcel y multas pecuniarias. Las calumnias difamatorias se sancionan con hasta cinco años de prisión.
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