Fuente: Desinformémonos.
En Haití, los diversos sectores iniciaron un diálogo el día de ayer en busca de una salida a la crisis política que vive el país. El encuentro se realiza antes de que una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) llegada a Puerto Príncipe, para “facilitar el diálogo político y social” inicie su gestión, la cual es rechazada por amplios sectores de la población.
En las conversaciones participan Gobierno, Poder Legislativo, empresariado y otros grupos empeñados en llegar a una salida consensuada y rápida, antes del fin del mandato del presidente Michel Martelly el próximo 7 de febrero sin que se haya elegido ningún sucesor.
Según los candidatos presidenciales de la oposición, conocido como el Grupo de los Ocho (G8), los líderes internacionales solo estiman dialogar con los que consideran “principales representantes políticos y sociales” y no con el pueblo en general que clama justicia electoral y una transición “pacífica”.
El 25 de octubre pasado se llevó a cabo la primera vuelta electoral en Haití, en la que quedaron como vencedores el oficialista, Jovenel Moise, con 32 por ciento de los votos, y Jude Celestin, con 25 por ciento.
La segunda vuelta estaba prevista para el 27 de diciembre, pero fue pospuesta para el 24 de enero, día en el que tampoco pudo realizarse, a causa de las protestas de la ciudadanía que exigían la anulación del proceso, por considerarlo fraudulento.
El 28 de enero hizo pública su renuncia el presidente del Consejo Electoral Provincial (CEP) Pierre Louis Opont, quien dimite al cargo ante la ola de denuncias en contra del organismo, por el presunto fraude electoral en las elecciones generales de octubre.
El 23 de enero, un día antes de la fecha programada por segunda ocasión para la segunda vuelta de la elección, Resumen Latinoamericano reportó: “Puerto Príncipe y otras ciudades de Haití son el escenario de la más grande rebelión popular de las últimas décadas de la sufrida nación haitiana. Decenas de miles de manifestantes se lanzaron a las calles para demostrar su rechazo contra el actual gobierno presidido por Michell Martelly, que había decidido, contra el pensamiento de la gran mayoría, mantener la fecha del domingo 24 para realizar una ‘mascarada electoral’, tal cual la califican los partidos opositores”.
Sin embargo, un griterío ensordecedor comenzó a subir desde los rincones más pobres de la ciudad e incluso invadió con inusitada violencia las calles residenciales de Petion-Ville donde se vio a un pueblo en toda su capacidad de resistencia, haciendo honor a sus orígenes independentistas y anti-esclavistas de 1804, que se pone de pie y grita: ¡Basta!
“Basta de utlizar al territorio haitiano como un laboratorio invasivo por parte de Estados Unidos y sus aliados.
Basta de tropas invasoras de la Minustah, que por el contrario de lo que promueven sus promotores cuando hablan de “ayudar al pueblo haitiano y ejercer una misión humanitaria”, todo lo que han dejado su accionar es represión, ocupación, violación de niños y niñas por parte de soldados entrenados para matar, así como transmisión del cólera, cuya epidemia causó decenas de miles de muertos.
Basta de complicidad latinoamericana con las tropas invasoras de las Naciones Unidas y basta de la burla e hipocresía internacional derivadas de las vergonzosas ‘misiones de ayuda’ encabezadas por Bill Clinton, que solo afianzan los lazos de dependencia y dominación del pueblo haitiano”.
En las últimas semanas Haití se ha convertido en un escenario de pre-revolución con una masiva rebelión popular. Miles de jóvenes decidieron tomar el futuro en sus manos y en grandes oleadas comenzaron a recorrer las calles levantando consignas contra el Consejo Electoral y pidiendo la renuncia de Martelly. Primero lo hicieron pacíficamente y, ante la brutal represión policiaca y de las tropas de la Minustah, la violencia popular fue la respuesta. Esa violencia que surge en las circunstancias límite, como es el caso, y que siempre provoca reacciones de repudio por parte de los sectores oligárquicos y pequeño burgueses, inclusive de algunos sectores de la izquierda, que no pueden comprender que la paciencia de los pueblos tiene límites muy claros, escribió Resumen Latinoamericano.
En el Haití de hoy, todo lo que haga el pueblo en su autodefensa, frente a políticos venales e invasores, está más que justificado. Estudiantes, trabajadores y luchadores de todas las generaciones atravesaron a la carrera La Saline, irrumpieron en el barrio Bel-Air y en la ruta Delmas al grito de “Martelly se tiene que ir. Nosotros somos el gobierno”.
Con gases, balas de goma y chorros de líquido irritante para la vista y la piel, las multitudes fueron reprimidas en la plaza Saint-Pierre por la policía y los cascos azules de la Minustah.
Los jóvenes no cedieron, comenzaron a levantar barricadas y a prender fuego a neumáticos en las esquinas. Respondieron con bombas molotov, piedras y otros objetos, incendiaron coches y destruyeron locales de partidos oficialistas al grito de “nadie abandona la calle, somos el poder popular”.
Cuando las manifestaciones llegaron un punto álgido, un joven fue salvajemente golpeado por personas ligadas al partido de Martelly, desató la ira popular en toda su magnitud. Fue en ese momento que la noticia de que los comicios del día 24 de enero eran suspendidos por razones de seguridad. “El estallido de alegría se escuchó en todo el territorio, miles de brazos se levantaron haciendo la V de la victoria”.
Comentarios
Publicar un comentario