Fuente: Andes.
El plenario en París aplaude la adopción del histórico acuerdo en pro de la lucha contra el cambio climático. Foto: AFP
Le Bourget, 12 dic (Andes).- Los delegados de 195 países adoptaron este sábado un histórico acuerdo contra el cambio climático, que une por primera vez en esa lucha a países ricos y en desarrollo.
"El acuerdo de París sobre clima queda adoptado", proclamó poco antes de la 19H30 (18H30) el presidente de la COP21, el canciller francés Laurent Fabius. La adopción fue recibida con varios minutos de ovaciones de los miembros de las delegaciones.
"Miro la sala. Veo que la reacción es positiva, no oigo objeciones", agregó Fabius con la voz cargada de emoción, antes de pegar un martillazo, como manda la tradición.
Seis años después de la fallida conferencia del clima de Copenhague, la comunidad internacional demostró que esta vez sí tomó conciencia de un problema que amenaza la vida sobre el planeta.
El Acuerdo de París reemplazará a partir de 2020 al actual Protocolo de Kioto, y sienta las bases para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y más importante aún, para empezar a soñar con un mundo sin combustibles fósiles.
Las negociaciones sobre el cambio climático reunieron durante casi dos semanas, hasta este sábado, a unos 40.000 participantes y pasaran a la historia como una de las citas diplomáticas más complejas de los últimos años.
El texto, de 31 páginas en inglés (40 en castellano), vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos y China, a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.
Los países industrializados, responsables históricos del problema, deberán ayudar financieramente a los países en desarrollo.
Pero las potencias emergentes que lo deseen, como de hecho ya ha empezado a hacer China, podrán hacerlo también, de forma voluntaria.
Todos los países se comprometen a controlar mutuamente sus planes de reducción de emisiones, bajo un nuevo mecanismo en el sistema de la ONU, con plazos quinquenales a partir de 2023.
El objetivo es que esas emisiones, principales responsables del calentamiento del planeta hasta niveles récord, dejen de aumentar "lo antes posible" y luego se reduzcan "rápidamente", aunque sin fijar porcentajes, como querían los países más ambiciosos.
En la segunda mitad del siglo debería llegarse a un equilibrio entre las emisiones provocadas por las actividades humanas y las que pueden ser capturadas por medios naturales o tecnológicos.
El texto propone limitar el aumento de la temperatura del planeta "muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales", y "seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC".
Eso satisface tanto a los países emergentes, que no quieren comprometer su desarrollo económico, como a los países más vulnerables a los desastres meteorológicos, que exigen un drástico cambio de rumbo energético.
Los países en desarrollo recibirán 100.000 millones de dólares "como mínimo" a partir de 2020, una cifra que sería revisada "a más tardar" en 2025.
Esa era una exigencia que tiene su origen en la fallida conferencia de Copenhague, y que une a todos los países en desarrollo sin excepción.
AFP/cl/ar
El plenario en París aplaude la adopción del histórico acuerdo en pro de la lucha contra el cambio climático. Foto: AFP
Le Bourget, 12 dic (Andes).- Los delegados de 195 países adoptaron este sábado un histórico acuerdo contra el cambio climático, que une por primera vez en esa lucha a países ricos y en desarrollo.
"El acuerdo de París sobre clima queda adoptado", proclamó poco antes de la 19H30 (18H30) el presidente de la COP21, el canciller francés Laurent Fabius. La adopción fue recibida con varios minutos de ovaciones de los miembros de las delegaciones.
"Miro la sala. Veo que la reacción es positiva, no oigo objeciones", agregó Fabius con la voz cargada de emoción, antes de pegar un martillazo, como manda la tradición.
Seis años después de la fallida conferencia del clima de Copenhague, la comunidad internacional demostró que esta vez sí tomó conciencia de un problema que amenaza la vida sobre el planeta.
El Acuerdo de París reemplazará a partir de 2020 al actual Protocolo de Kioto, y sienta las bases para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y más importante aún, para empezar a soñar con un mundo sin combustibles fósiles.
Las negociaciones sobre el cambio climático reunieron durante casi dos semanas, hasta este sábado, a unos 40.000 participantes y pasaran a la historia como una de las citas diplomáticas más complejas de los últimos años.
El texto, de 31 páginas en inglés (40 en castellano), vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos y China, a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.
Los países industrializados, responsables históricos del problema, deberán ayudar financieramente a los países en desarrollo.
Pero las potencias emergentes que lo deseen, como de hecho ya ha empezado a hacer China, podrán hacerlo también, de forma voluntaria.
Todos los países se comprometen a controlar mutuamente sus planes de reducción de emisiones, bajo un nuevo mecanismo en el sistema de la ONU, con plazos quinquenales a partir de 2023.
El objetivo es que esas emisiones, principales responsables del calentamiento del planeta hasta niveles récord, dejen de aumentar "lo antes posible" y luego se reduzcan "rápidamente", aunque sin fijar porcentajes, como querían los países más ambiciosos.
En la segunda mitad del siglo debería llegarse a un equilibrio entre las emisiones provocadas por las actividades humanas y las que pueden ser capturadas por medios naturales o tecnológicos.
El texto propone limitar el aumento de la temperatura del planeta "muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales", y "seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC".
Eso satisface tanto a los países emergentes, que no quieren comprometer su desarrollo económico, como a los países más vulnerables a los desastres meteorológicos, que exigen un drástico cambio de rumbo energético.
Los países en desarrollo recibirán 100.000 millones de dólares "como mínimo" a partir de 2020, una cifra que sería revisada "a más tardar" en 2025.
Esa era una exigencia que tiene su origen en la fallida conferencia de Copenhague, y que une a todos los países en desarrollo sin excepción.
AFP/cl/ar
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