Los conservadores de Angela Merkel, sacudidos por la llegada de refugiados que inquieta a los alemanes, sufrieron un voto de castigo ayer en las elecciones en tres estados regionales, en tanto los populistas de la AFD registraron un importante avance.
En su bastión histórico de Baden-Wurtemberg (oeste), según resultados ya definitivos, la Unión demócrata-cristiana (CDU) fue segundo con el 27% de los sufragios por detrás de Verdes (30,3%), toda una primicia.
En Renania-Palatinado (oeste), la región del excanciller Helmut Kohl, la CDU quedó segunda segunda (31,8%) por detrás de los social-demócratas del SPD (36), actualmente en el poder, según proyecciones de las cadenas de televisión pública ARD y ZDF brindadas anoche.
Los populistas de Alternativa para Alemania (AFD) lograron el 15,1% de los votos en la primera de estas regiones y más del 12% en la segunda.
Pero en Sajonia Anhalt (este), donde la CDU está adelante con 29,8% de los sufragios, la AFD, lograría el 24,1%, resultado histórico para un partido populista de derecha. Asimismo, se transforma en la segunda fuerza política regional por delante de la izquierda radical Die Linke (16,5-17%).
Los populistas, cuyo partido fue fundado hace sólo tres años, aparecen como los grandes vencedores de esta consulta. Su avance complicará la tarea de la CDU, el SPD y los Verdes para alcanzar coaliciones regionales estables.
Con este resultado, la AFD estará representada en ocho de las dieciséis regiones del país, a 18 meses de las elecciones legislativas y con otras consultas regionales previstas antes de éstas.
El copresidente de la AFD, Jörg Meuthen, manifestó su “alegría” por los resultados obtenidos, afirmando que la joven formación antiinmigración “no es racista, ni nunca lo será”.
El despegue electoral de este partido, que ha multiplicado sus declaraciones anti-inmigración, es un escenario inédito en un país cuyo pasado nazi no permitía hasta ahora el ascenso de la extrema derecha a nivel nacional tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
La AFD ha conocido desde su fundación en 2013 una profunda mutación, pasando de la lucha contra el euro a un discurso agresivo contra los refugiados.
Después aprovechó el descontento generado por la crisis del euro, atizando especialmente la percepción, muy generalizada en Alemania, de que son sus contribuyentes lo que pagan los errores de otros miembros de la Unión Europea.
Merkel, por su parte, rechaza cualquier posibilidad de alianzas regionales con la AFD.
La canciller, en el poder desde hace más de una década, es muy criticada incluso entre los suyos por su política de puertas abiertas y miembros prominentes de su partido han puesto distancia con ella.
El socio de la CDU en la coalición de gobierno, SPD, por su parte, también vivió una tarde muy difícil. Aunque logró la victoria en el land (estado regional) de Renania-Palatinado frente a la protegida de Merkel, la ambiciosa Julia Klöckner, el SPD fue prácticamente aplastado en las otras dos regiones, con el 12% y 13% de los sufragios en Baden-Wurtemberg y Sajonia-Anhalt.
Precisamente, en la última de éstas, una región desfavorecida que ha pertenecía a la extinta RDA, la AFD se convirtió en la segunda fuerza regional.
AFD, del combate antieuro al discurso antirefugiados
El partido populista Alternativa para Alemania (AFD) ha conocido desde su fundación en 2013 una profunda mutación, pasando de la lucha contra el euro a un discurso agresivo contra los refugiados. El partido fue fundado en 2013 por Bernd Lucke, un profesor de economía de la Universidad de Hamburgo, en el norte, y rápidamente logró seducir a un electorado cansado de los partidos tradicionales, como el CDU de la canciller Ángela Merkel.
Después, aprovechó el descontento generado por la crisis del euro, atizando especialmente la percepción, muy generalizada en Alemania, de que son sus contribuyentes lo que pagan los errores de otros miembros de la Unión Europea. Si bien el partido no logró llegar al
Bundestag en 2013, sí pudo enviar a siete representantes al Parlamento Europeo en mayo de 2014 (con 6,5% de los votos) y después entró en todos los parlamentos regionales en los que se presentó.
Sin embargo, el partido está desestabilizado por las luchas internas entre los partidarios de Bernd Lucke y los de Frauke Petry, que encarna una línea más cercana a la tradición conservadora nacionalista, que es la que logró seducir a muchos votantes en los escrutinios regionales, especialmente en el este.
En congreso celebrado en Essen a principios de julio de 2015 Petry fue elegida presidenta del partido y la formación inició un giro hacia la derecha, que se acentuó con la crisis de los refugiados.
En su bastión histórico de Baden-Wurtemberg (oeste), según resultados ya definitivos, la Unión demócrata-cristiana (CDU) fue segundo con el 27% de los sufragios por detrás de Verdes (30,3%), toda una primicia.
En Renania-Palatinado (oeste), la región del excanciller Helmut Kohl, la CDU quedó segunda segunda (31,8%) por detrás de los social-demócratas del SPD (36), actualmente en el poder, según proyecciones de las cadenas de televisión pública ARD y ZDF brindadas anoche.
Los populistas de Alternativa para Alemania (AFD) lograron el 15,1% de los votos en la primera de estas regiones y más del 12% en la segunda.
Pero en Sajonia Anhalt (este), donde la CDU está adelante con 29,8% de los sufragios, la AFD, lograría el 24,1%, resultado histórico para un partido populista de derecha. Asimismo, se transforma en la segunda fuerza política regional por delante de la izquierda radical Die Linke (16,5-17%).
Los populistas, cuyo partido fue fundado hace sólo tres años, aparecen como los grandes vencedores de esta consulta. Su avance complicará la tarea de la CDU, el SPD y los Verdes para alcanzar coaliciones regionales estables.
Con este resultado, la AFD estará representada en ocho de las dieciséis regiones del país, a 18 meses de las elecciones legislativas y con otras consultas regionales previstas antes de éstas.
El copresidente de la AFD, Jörg Meuthen, manifestó su “alegría” por los resultados obtenidos, afirmando que la joven formación antiinmigración “no es racista, ni nunca lo será”.
El despegue electoral de este partido, que ha multiplicado sus declaraciones anti-inmigración, es un escenario inédito en un país cuyo pasado nazi no permitía hasta ahora el ascenso de la extrema derecha a nivel nacional tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
La AFD ha conocido desde su fundación en 2013 una profunda mutación, pasando de la lucha contra el euro a un discurso agresivo contra los refugiados.
Después aprovechó el descontento generado por la crisis del euro, atizando especialmente la percepción, muy generalizada en Alemania, de que son sus contribuyentes lo que pagan los errores de otros miembros de la Unión Europea.
Merkel, por su parte, rechaza cualquier posibilidad de alianzas regionales con la AFD.
La canciller, en el poder desde hace más de una década, es muy criticada incluso entre los suyos por su política de puertas abiertas y miembros prominentes de su partido han puesto distancia con ella.
El socio de la CDU en la coalición de gobierno, SPD, por su parte, también vivió una tarde muy difícil. Aunque logró la victoria en el land (estado regional) de Renania-Palatinado frente a la protegida de Merkel, la ambiciosa Julia Klöckner, el SPD fue prácticamente aplastado en las otras dos regiones, con el 12% y 13% de los sufragios en Baden-Wurtemberg y Sajonia-Anhalt.
Precisamente, en la última de éstas, una región desfavorecida que ha pertenecía a la extinta RDA, la AFD se convirtió en la segunda fuerza regional.
AFD, del combate antieuro al discurso antirefugiados
El partido populista Alternativa para Alemania (AFD) ha conocido desde su fundación en 2013 una profunda mutación, pasando de la lucha contra el euro a un discurso agresivo contra los refugiados. El partido fue fundado en 2013 por Bernd Lucke, un profesor de economía de la Universidad de Hamburgo, en el norte, y rápidamente logró seducir a un electorado cansado de los partidos tradicionales, como el CDU de la canciller Ángela Merkel.
Después, aprovechó el descontento generado por la crisis del euro, atizando especialmente la percepción, muy generalizada en Alemania, de que son sus contribuyentes lo que pagan los errores de otros miembros de la Unión Europea. Si bien el partido no logró llegar al
Bundestag en 2013, sí pudo enviar a siete representantes al Parlamento Europeo en mayo de 2014 (con 6,5% de los votos) y después entró en todos los parlamentos regionales en los que se presentó.
Sin embargo, el partido está desestabilizado por las luchas internas entre los partidarios de Bernd Lucke y los de Frauke Petry, que encarna una línea más cercana a la tradición conservadora nacionalista, que es la que logró seducir a muchos votantes en los escrutinios regionales, especialmente en el este.
En congreso celebrado en Essen a principios de julio de 2015 Petry fue elegida presidenta del partido y la formación inició un giro hacia la derecha, que se acentuó con la crisis de los refugiados.
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