Cinco policías murieron hoy y al menos otros seis resultaron heridos durante una manifestación contra la violencia policial en Dallas (Texas, EEUU) cuando dos francotiradores les dispararon desde una posición elevada, informó la Policía local.
En el lugar se llevaba a cabo una protesta tras la reciente muerte a tiros de dos hombres negros, uno en Lousiana y otro en Minnesota, ambos a manos de efectivos blancos.
En un comunicado, la Policía indicó que de los heridos, tres se encuentran en condición "crítica" y otros dos están recibiendo cirugía; y solicitó colaboración ciudadana para esclarecer el hecho.
Desde la cuenta oficial de Twitter del departamento policial de Dallas se difundió la imagen de uno de los posibles sospechosos, quien marchaba armado con un rifle de asalto junto al resto de la multitud. Minutos después el hombre señalado se puso a disposición de la Justicia voluntariamente, alegando ser inocente.
Por su parte, otro individuo mantuvo un tiroteo con agentes especiales del grupo SWAT, fue capturado y puesto en custodia de manera inmediata.
Al mismo tiempo, un tercer sujeto que admitió haber participado de la agresión, se atrincheró en un estacionamiento, intercambió disparos con sus perseguidores y resultó abatido. En las inmediaciones del garage donde se produjo este enfrentamiento arrestaron a una mujer, posible cómplice de los atacantes.
Además, las fuerzas de seguridad se mantienen en alerta por una amenaza de bomba cercana al área donde tuvo lugar el brutal ataque.
En tanto, la agencia federal de aviación (FAA) anunció la restricción del espacio aéreo sobre Dallas. "Ningún piloto puede operar un avión en el área", señaló.
Las muestras de indignación habían ido en aumento a lo largo de la semana, primero tras el asesinato el martes de Alton Sterling, de 37 años, ultimado por policías en un estacionamiento de un comercio en la ciudad de Baton Rouge.
El jueves el malestar se trasladó a las calles de las principales ciudades estadounidenses tras la muerte de otro ciudadano negro, Philando Castile, a quien un efectivo le disparó dentro de su auto, en el que viajaba junto a su novia y la hija de esta de cuatro años.
En los casos de Sterling y Castile, sus muertes fueron filmadas por testigos en videos que muestran que no representaban ningún riesgo evidente para los agentes que los abordaron.
En el lugar se llevaba a cabo una protesta tras la reciente muerte a tiros de dos hombres negros, uno en Lousiana y otro en Minnesota, ambos a manos de efectivos blancos.
En un comunicado, la Policía indicó que de los heridos, tres se encuentran en condición "crítica" y otros dos están recibiendo cirugía; y solicitó colaboración ciudadana para esclarecer el hecho.
Desde la cuenta oficial de Twitter del departamento policial de Dallas se difundió la imagen de uno de los posibles sospechosos, quien marchaba armado con un rifle de asalto junto al resto de la multitud. Minutos después el hombre señalado se puso a disposición de la Justicia voluntariamente, alegando ser inocente.
Por su parte, otro individuo mantuvo un tiroteo con agentes especiales del grupo SWAT, fue capturado y puesto en custodia de manera inmediata.
Al mismo tiempo, un tercer sujeto que admitió haber participado de la agresión, se atrincheró en un estacionamiento, intercambió disparos con sus perseguidores y resultó abatido. En las inmediaciones del garage donde se produjo este enfrentamiento arrestaron a una mujer, posible cómplice de los atacantes.
Además, las fuerzas de seguridad se mantienen en alerta por una amenaza de bomba cercana al área donde tuvo lugar el brutal ataque.
En tanto, la agencia federal de aviación (FAA) anunció la restricción del espacio aéreo sobre Dallas. "Ningún piloto puede operar un avión en el área", señaló.
Las muestras de indignación habían ido en aumento a lo largo de la semana, primero tras el asesinato el martes de Alton Sterling, de 37 años, ultimado por policías en un estacionamiento de un comercio en la ciudad de Baton Rouge.
El jueves el malestar se trasladó a las calles de las principales ciudades estadounidenses tras la muerte de otro ciudadano negro, Philando Castile, a quien un efectivo le disparó dentro de su auto, en el que viajaba junto a su novia y la hija de esta de cuatro años.
En los casos de Sterling y Castile, sus muertes fueron filmadas por testigos en videos que muestran que no representaban ningún riesgo evidente para los agentes que los abordaron.
Comentarios
Publicar un comentario