Por Alexandra Valencia y Ana Isabel Martinez
QUITO/PEDERNALES, Ecuador (Reuters) - El presidente de Ecuador, Rafael Correa, decretó el miércoles alzas temporales de impuestos para hacerle frente a los estragos del terremoto que golpeó al país el fin de semana, dejando cerca de 600 muertos, 155 desaparecidos y multimillonarias pérdidas.
El mandatario socialista, al frente del miembro más pequeño de la OPEP desde el 2007, agregó que podría vender activos del país andino y hasta emitir deuda para costear la reconstrucción.
"Los problemas estructurales no se resuelven con acciones espontáneas temporales o con mayor generosidad de unos o de otros", dijo Correa la noche del miércoles en cadena nacional, tras agradecer las toneladas de ayuda que llegaban sin cesar.
"Por ello hemos tenido que planificar medidas que permitan canalizar de mejor manera la solidaridad y la acción colectiva para enfrentar estos momentos tan difíciles", agregó.
Correa detalló que subirá dos puntos porcentuales el IVA -a 14 por ciento- por un año, y que estableció una contribución de una sola ocasión del 3 por ciento adicional sobre las utilidades y un tributo por una única vez del 0,9 por ciento al patrimonio de personas con una fortuna mayor al millón de dólares.
Además, decidió un aporte obligatorio de un día de sueldo para quienes ganan más de 1.000 dólares mensuales de la siguiente forma: el que recibe 1.000 dólares contribuirá una sola vez, el que percibe 2.000 dólares lo hará durante dos meses y así hasta llegar a quienes ganan 5.000 dólares al mes.
No quedó inmediatamente claro si todas las medidas deben ser refrendadas por la Asamblea Nacional, donde Correa tiene mayoría, para que entren en vigencia.
VENTA DE ACTIVOS, VUELTA AL MERCADO
Pasados cuatro días del mortífero terremoto y tras conocerse la extensión del daño, el Gobierno aseguró que es la peor catástrofe que azota Ecuador desde el terremoto de Ambato, que causó la muerte de más de 5.000 personas en 1949.
El sismo de 7,8 de magnitud puso más presión sobre la ralentizada economía ecuatoriana y, según cálculos del propio Correa, le costaría al país hasta 3.000 millones de dólares, o tres puntos de su Producto Interno Bruto (PIB).
Y el miércoles, Correa adelantó la posibilidad de vender algunos activos de la nación para capear el temporal.
"El país tiene muchos activos fruto de la inversión de todos estos años. Se buscará vender algunos de ellos para superar estos momentos tan difíciles", reveló.
Horas antes, en una rueda de prensa en el Palacio de Carondelet, el mandatario, un economista de 53 años educado en Europa y Estados Unidos, dijo que estaba evaluando la posibilidad de volver a los mercados internacionales.
De concretarse, sería la tercera incursión en los mercados globales del país andino desde que declaró una moratoria en su deuda en el 2008. Actualmente, Ecuador tiene en circulación unos 3.500 millones de dólares en bonos Global 2020 y 2024.
Durante la jornada los expertos del Gobierno se concentraron en reubicar damnificados. Hasta la noche del miércoles, habían sido albergadas más de 24.400 personas.
QUITO/PEDERNALES, Ecuador (Reuters) - El presidente de Ecuador, Rafael Correa, decretó el miércoles alzas temporales de impuestos para hacerle frente a los estragos del terremoto que golpeó al país el fin de semana, dejando cerca de 600 muertos, 155 desaparecidos y multimillonarias pérdidas.
El mandatario socialista, al frente del miembro más pequeño de la OPEP desde el 2007, agregó que podría vender activos del país andino y hasta emitir deuda para costear la reconstrucción.
"Los problemas estructurales no se resuelven con acciones espontáneas temporales o con mayor generosidad de unos o de otros", dijo Correa la noche del miércoles en cadena nacional, tras agradecer las toneladas de ayuda que llegaban sin cesar.
"Por ello hemos tenido que planificar medidas que permitan canalizar de mejor manera la solidaridad y la acción colectiva para enfrentar estos momentos tan difíciles", agregó.
Correa detalló que subirá dos puntos porcentuales el IVA -a 14 por ciento- por un año, y que estableció una contribución de una sola ocasión del 3 por ciento adicional sobre las utilidades y un tributo por una única vez del 0,9 por ciento al patrimonio de personas con una fortuna mayor al millón de dólares.
Además, decidió un aporte obligatorio de un día de sueldo para quienes ganan más de 1.000 dólares mensuales de la siguiente forma: el que recibe 1.000 dólares contribuirá una sola vez, el que percibe 2.000 dólares lo hará durante dos meses y así hasta llegar a quienes ganan 5.000 dólares al mes.
No quedó inmediatamente claro si todas las medidas deben ser refrendadas por la Asamblea Nacional, donde Correa tiene mayoría, para que entren en vigencia.
VENTA DE ACTIVOS, VUELTA AL MERCADO
Pasados cuatro días del mortífero terremoto y tras conocerse la extensión del daño, el Gobierno aseguró que es la peor catástrofe que azota Ecuador desde el terremoto de Ambato, que causó la muerte de más de 5.000 personas en 1949.
El sismo de 7,8 de magnitud puso más presión sobre la ralentizada economía ecuatoriana y, según cálculos del propio Correa, le costaría al país hasta 3.000 millones de dólares, o tres puntos de su Producto Interno Bruto (PIB).
Y el miércoles, Correa adelantó la posibilidad de vender algunos activos de la nación para capear el temporal.
"El país tiene muchos activos fruto de la inversión de todos estos años. Se buscará vender algunos de ellos para superar estos momentos tan difíciles", reveló.
Horas antes, en una rueda de prensa en el Palacio de Carondelet, el mandatario, un economista de 53 años educado en Europa y Estados Unidos, dijo que estaba evaluando la posibilidad de volver a los mercados internacionales.
De concretarse, sería la tercera incursión en los mercados globales del país andino desde que declaró una moratoria en su deuda en el 2008. Actualmente, Ecuador tiene en circulación unos 3.500 millones de dólares en bonos Global 2020 y 2024.
Durante la jornada los expertos del Gobierno se concentraron en reubicar damnificados. Hasta la noche del miércoles, habían sido albergadas más de 24.400 personas.
En paralelo, especialistas analizaban las edificaciones para determinar cuáles debían ser demolidas y cuáles no.
Correa detalló que la infraestructura pública soportó mejor que la privada el fuerte sismo y que la reconstrucción de colegios, hospitales y carreteras sería prioridad.
"No es que después de tres meses vamos a tener 10.000 viviendas para los damnificados. Esto va a tomar años", dijo explicando que algunos pueblos serían completamente reubicados
El mandatario también agradeció la pronta ayuda internacional, pero dijo que la mejor muestra de solidaridad era visitar el país.
"Hoy necesitamos más que nunca esos ingresos del turismo", dijo sobre la actividad que el año pasado le dejó unos 1.700 millones de dólares a la pequeña nación.
"COMIDA POR FAVOR"
Miles aguardaban resignados los cuerpos de sus familiares para poder despedirse por última vez. Otros, optimistas, continuaban a la expectativa de que rescatistas hallaran a los suyos pasadas 96 horas del fatídico evento.
A pesar de que rescataron a 54 personas con vida, los muertos llegaron a 570, superando la cifra oficial de fallecidos por el sismo mucho más poderoso y el posterior tsunami que castigaron a Chile en el 2010.
Correa dijo que la cantidad de muertos seguirá aumentando, aunque a menor ritmo.
"Esto es dolorosísimo, hemos llorado a nuestras víctimas y hay que seguirlas llorando, pero que esas lágrimas fertilicen el suelo del futuro", aseguró en rueda de prensa. "Vamos a salir adelante y vamos a salir fortalecidos".
Las imágenes de destrucción se repetían a lo largo de los más de 200 kilómetros de litoral afectado: sobre calles en las que solían levantarse casas, edificios y hoteles, ahora se apilaban toneladas y toneladas de escombros.
En Portoviejo, el incólume estadio de fútbol servía de centro de acopio, improvisado mortuorio y de morada para evitar que los lugareños volvieran a pasar la noche a la intemperie por temor a las incesantes réplicas, que ya sumaban más de 540.
La madrugada del miércoles, un fuerte temblor de 6,1 de magnitud azotó nuevamente la zona cero despertando a miles que, despavoridos, salieron de sus casas.
A pesar de que la más reciente serie de sismos no generó más destrucción, se produjeron algunos desmoronamientos de estructuras dañadas y algunas vías terminaron de cuartearse, lo que complicaba la labor de los rescatistas que ya empezaban a usar mascarillas por el intenso olor a descomposición.
Muchos pueblos aún no recibían víveres, y algunos damnificados viajaban a otras localidades cercanas para poder conseguir algo de comer, aunque tan solo fuera una fruta.
El Gobierno aclaró que la ayuda sobraba, lo que estaba fallando era la distribución, pero a la vera de la carretera entre Pedernales y Cojimíes, tres niños sostenían carteles que rogaban: "comida por favor".
(Escrito por Diego Oré; Reporte adicional de Julia Cobb; Editado por Pablo Garibian)
Correa detalló que la infraestructura pública soportó mejor que la privada el fuerte sismo y que la reconstrucción de colegios, hospitales y carreteras sería prioridad.
"No es que después de tres meses vamos a tener 10.000 viviendas para los damnificados. Esto va a tomar años", dijo explicando que algunos pueblos serían completamente reubicados
El mandatario también agradeció la pronta ayuda internacional, pero dijo que la mejor muestra de solidaridad era visitar el país.
"Hoy necesitamos más que nunca esos ingresos del turismo", dijo sobre la actividad que el año pasado le dejó unos 1.700 millones de dólares a la pequeña nación.
"COMIDA POR FAVOR"
Miles aguardaban resignados los cuerpos de sus familiares para poder despedirse por última vez. Otros, optimistas, continuaban a la expectativa de que rescatistas hallaran a los suyos pasadas 96 horas del fatídico evento.
A pesar de que rescataron a 54 personas con vida, los muertos llegaron a 570, superando la cifra oficial de fallecidos por el sismo mucho más poderoso y el posterior tsunami que castigaron a Chile en el 2010.
Correa dijo que la cantidad de muertos seguirá aumentando, aunque a menor ritmo.
"Esto es dolorosísimo, hemos llorado a nuestras víctimas y hay que seguirlas llorando, pero que esas lágrimas fertilicen el suelo del futuro", aseguró en rueda de prensa. "Vamos a salir adelante y vamos a salir fortalecidos".
Las imágenes de destrucción se repetían a lo largo de los más de 200 kilómetros de litoral afectado: sobre calles en las que solían levantarse casas, edificios y hoteles, ahora se apilaban toneladas y toneladas de escombros.
En Portoviejo, el incólume estadio de fútbol servía de centro de acopio, improvisado mortuorio y de morada para evitar que los lugareños volvieran a pasar la noche a la intemperie por temor a las incesantes réplicas, que ya sumaban más de 540.
La madrugada del miércoles, un fuerte temblor de 6,1 de magnitud azotó nuevamente la zona cero despertando a miles que, despavoridos, salieron de sus casas.
A pesar de que la más reciente serie de sismos no generó más destrucción, se produjeron algunos desmoronamientos de estructuras dañadas y algunas vías terminaron de cuartearse, lo que complicaba la labor de los rescatistas que ya empezaban a usar mascarillas por el intenso olor a descomposición.
Muchos pueblos aún no recibían víveres, y algunos damnificados viajaban a otras localidades cercanas para poder conseguir algo de comer, aunque tan solo fuera una fruta.
El Gobierno aclaró que la ayuda sobraba, lo que estaba fallando era la distribución, pero a la vera de la carretera entre Pedernales y Cojimíes, tres niños sostenían carteles que rogaban: "comida por favor".
(Escrito por Diego Oré; Reporte adicional de Julia Cobb; Editado por Pablo Garibian)
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