Fuente: EFEVerde.
La parte oeste de la Antártica se está calentando, a tasas mucho más elevadas que las que se registran en el resto del planeta, tanto en la superficie, por la exposición al aire, como en la profundidad, en contacto con el mar
Buscando refugio en un carpa entre la nieve durante una ventisca en el Glaciar Unión. EFE/F. Trueba
Publicado por: Manuel Fuentes 25 diciembre, 2015 Santiago de Chile
EFEverde.- Un grupo de científicos integrados en la Expedición Antártica Chilena estudian estos días las posibilidades de un eventual colapso en la plataforma colindante con el Glaciar Unión, un paraje extremo situado a mil kilómetros del Polo Sur.
“El Glaciar Unión está en un punto colindante con la mayor plataforma marina de hielo de la Antártica. Si esta plataforma llegara a colapsar, esto tendría consecuencias climatológicas a nivel global”, explicó a Efe el glaciólogo Francisco Fernandoy.
Fernandoy viaja estos días a ese lugar, situado a 79 grados de latitud sur y que desde el año pasado alberga el campamento base de la Estación Polar Científica, operada conjuntamente por el Instituto Antártico Chileno y las Fuerzas Armadas de este país.
La parte oeste de la Antártica se está calentando, tanto en la superficie, por la exposición al aire, como en la profundidad, en contacto con el mar, y lo está haciendo a tasas mucho más elevadas que las que se registran en el resto del planeta.
Las científicas Jenny Blamey (i) y Giannina Espina en el monte Rossman Cove, en el Glaciar Unión (Antártica).EFE/Felipe Trueba
El Glaciar Unión
Los científicos están empeñados en descubrir a qué se debe este fenómeno y para ello Glaciar Unión ofrece unas excepcionales condiciones de estudio.
Fernandoy confiesa su pasión por este paraje extremo, que conoció por primera vez el año pasado y que contrasta con las zonas frecuentadas por los científicos en la Península Antártica, donde el clima es mucho más cálido y húmedo.
“Ese lugar está alejado de todo, una vez que el avión nos deje allí, tendremos que ser autosuficientes”, relató al describir esta expedición” que mezcla ciencia y aventura a partes iguales.
El hecho de que muy pocos científicos se hayan adentrado en esta remota zona del continente blanco hace que la información sea muy escasa.
“Allá no hay estación meteorológica, no hay gente viviendo. Las únicas observaciones proceden del espacio. Carecemos de datos en terreno que permitan verificar si la información captada por los satélites muestra lo que realmente está sucediendo”, explicó.
Fernandoy recuerda lo sucedido hace diez años con la barrera flotante de Larsen, una plataforma de hielo que se desprendió del continente antártico, lo cual produjo el desplazamiento hacia el mar de los glaciares que soportaba.
Jenny Blamey, directora científica de la Fundación Biociencia de Chile, con varias muestras obtenidas en sus salidas a terreno cerca del campamento Glaciar Unión, en la Antártida. EFE/Felipe Trueba
Glaciar Unión es hoy por hoy la mayor plataforma de hielo de la Antártica, que es lo mismo que decir la mayor del mundo, considerando que la del Ártico es estacional, dado que aparece en invierno y desaparece en verano.
“La diferencia es que estas plataformas de hielo marino que están adosadas a la Antártica sirven de tapón para que los glaciares que están sobre el continente no fluyan hacia el mar”, detalló Fernandoy.
“Lo que preocupa a la comunidad científica es que la desaparición de este freno podría tener repercusiones climatológicas a nivel mundial”, advirtió.
La mirada de los investigadores no sólo se posa en lo que puede suceder; también se dirige hacia los acontecimientos del pasado.
Residuos fósiles
A través de los residuos fósiles, los paleontólogos antárticos se afanan en reconstruir cómo era el continente blanco antes de que se separara de Sudamérica.
“Porque la Antártica en realidad se formó a partir de la unión de trozos de continente que se fueron aglomerando”, detalló el glaciólogo.
En estos momentos, en Glaciar Unión los científicos están extrayendo testigos de hielo de unos veinte metros de longitud, unos fragmentos muy superficiales si se tiene en cuenta que el casquete de hielo en la Antártica puede llegar hasta los cuatro kilómetros de espesor.
Los testigos más antiguos que se han extraído hasta ahora tienen en torno a los 800.000 o 900.000 años, pero la comunidad científica está buscando zonas donde extraer fragmentos de hielo que registren una historia climática de un millón de años.
La diferencia de la Antártida
La Antártida es el único continente que no tiene habitantes naturales, y las pocas estaciones meteorológicas que hay están en las zonas costeras y guardan un registro de apenas medio siglo.
”Con esos datos no es posible determinar si los cambios que estamos observando ahora están ocurriendo de forma natural o son el efecto de la actividad del hombre”.
Por eso es necesario organizar expediciones científicas a lugares tan inhóspitos como Glaciar Unión.
“Necesitamos ir más allá, ver si estas tendencias de calentamiento vienen ocurriendo antes de que el hombre empezara a desarrollar actividades industriales o no. De ahí la importancia de investigar en terreno”.
“Podemos reconstruir y predecir lo que va a ocurrir en el futuro pero para hacer eso, primero tenemos que disponer de información certera y fidedigna de lo que ocurrió en el pasado”, concluyó. EFEverde
La parte oeste de la Antártica se está calentando, a tasas mucho más elevadas que las que se registran en el resto del planeta, tanto en la superficie, por la exposición al aire, como en la profundidad, en contacto con el mar
Buscando refugio en un carpa entre la nieve durante una ventisca en el Glaciar Unión. EFE/F. Trueba
Publicado por: Manuel Fuentes 25 diciembre, 2015 Santiago de Chile
EFEverde.- Un grupo de científicos integrados en la Expedición Antártica Chilena estudian estos días las posibilidades de un eventual colapso en la plataforma colindante con el Glaciar Unión, un paraje extremo situado a mil kilómetros del Polo Sur.
“El Glaciar Unión está en un punto colindante con la mayor plataforma marina de hielo de la Antártica. Si esta plataforma llegara a colapsar, esto tendría consecuencias climatológicas a nivel global”, explicó a Efe el glaciólogo Francisco Fernandoy.
Fernandoy viaja estos días a ese lugar, situado a 79 grados de latitud sur y que desde el año pasado alberga el campamento base de la Estación Polar Científica, operada conjuntamente por el Instituto Antártico Chileno y las Fuerzas Armadas de este país.
La parte oeste de la Antártica se está calentando, tanto en la superficie, por la exposición al aire, como en la profundidad, en contacto con el mar, y lo está haciendo a tasas mucho más elevadas que las que se registran en el resto del planeta.
Las científicas Jenny Blamey (i) y Giannina Espina en el monte Rossman Cove, en el Glaciar Unión (Antártica).EFE/Felipe Trueba
El Glaciar Unión
Los científicos están empeñados en descubrir a qué se debe este fenómeno y para ello Glaciar Unión ofrece unas excepcionales condiciones de estudio.
Fernandoy confiesa su pasión por este paraje extremo, que conoció por primera vez el año pasado y que contrasta con las zonas frecuentadas por los científicos en la Península Antártica, donde el clima es mucho más cálido y húmedo.
“Ese lugar está alejado de todo, una vez que el avión nos deje allí, tendremos que ser autosuficientes”, relató al describir esta expedición” que mezcla ciencia y aventura a partes iguales.
El hecho de que muy pocos científicos se hayan adentrado en esta remota zona del continente blanco hace que la información sea muy escasa.
“Allá no hay estación meteorológica, no hay gente viviendo. Las únicas observaciones proceden del espacio. Carecemos de datos en terreno que permitan verificar si la información captada por los satélites muestra lo que realmente está sucediendo”, explicó.
Fernandoy recuerda lo sucedido hace diez años con la barrera flotante de Larsen, una plataforma de hielo que se desprendió del continente antártico, lo cual produjo el desplazamiento hacia el mar de los glaciares que soportaba.
Jenny Blamey, directora científica de la Fundación Biociencia de Chile, con varias muestras obtenidas en sus salidas a terreno cerca del campamento Glaciar Unión, en la Antártida. EFE/Felipe Trueba
Glaciar Unión es hoy por hoy la mayor plataforma de hielo de la Antártica, que es lo mismo que decir la mayor del mundo, considerando que la del Ártico es estacional, dado que aparece en invierno y desaparece en verano.
“La diferencia es que estas plataformas de hielo marino que están adosadas a la Antártica sirven de tapón para que los glaciares que están sobre el continente no fluyan hacia el mar”, detalló Fernandoy.
“Lo que preocupa a la comunidad científica es que la desaparición de este freno podría tener repercusiones climatológicas a nivel mundial”, advirtió.
La mirada de los investigadores no sólo se posa en lo que puede suceder; también se dirige hacia los acontecimientos del pasado.
Residuos fósiles
A través de los residuos fósiles, los paleontólogos antárticos se afanan en reconstruir cómo era el continente blanco antes de que se separara de Sudamérica.
“Porque la Antártica en realidad se formó a partir de la unión de trozos de continente que se fueron aglomerando”, detalló el glaciólogo.
En estos momentos, en Glaciar Unión los científicos están extrayendo testigos de hielo de unos veinte metros de longitud, unos fragmentos muy superficiales si se tiene en cuenta que el casquete de hielo en la Antártica puede llegar hasta los cuatro kilómetros de espesor.
Los testigos más antiguos que se han extraído hasta ahora tienen en torno a los 800.000 o 900.000 años, pero la comunidad científica está buscando zonas donde extraer fragmentos de hielo que registren una historia climática de un millón de años.
La diferencia de la Antártida
La Antártida es el único continente que no tiene habitantes naturales, y las pocas estaciones meteorológicas que hay están en las zonas costeras y guardan un registro de apenas medio siglo.
”Con esos datos no es posible determinar si los cambios que estamos observando ahora están ocurriendo de forma natural o son el efecto de la actividad del hombre”.
Por eso es necesario organizar expediciones científicas a lugares tan inhóspitos como Glaciar Unión.
“Necesitamos ir más allá, ver si estas tendencias de calentamiento vienen ocurriendo antes de que el hombre empezara a desarrollar actividades industriales o no. De ahí la importancia de investigar en terreno”.
“Podemos reconstruir y predecir lo que va a ocurrir en el futuro pero para hacer eso, primero tenemos que disponer de información certera y fidedigna de lo que ocurrió en el pasado”, concluyó. EFEverde
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